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jueves, marzo 28, 2024
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¡Piensa mal y acertarás!

Paúl Antonio Coca Suárez Arana

El dicho «piensa mal y acertarás» debe hacernos entender que mucho de lo que estamos viendo, no es lo que parece, sino que debemos desconfiar. Por eso, es necesario realizar ejercicios que pueden ser lo más cercano a la realidad política. No hay frente único y/o mayoritario contra el MAS. Ni cuando Evo Morales era candidato sus opositores se unían, menos ahora. Resulta que los partidos están dispersos, pero no solamente por la mentalidad caudillista de «unidad sí, pero conmigo a la cabeza», sino por lo siguiente: La posibilidad de que nadie obtenga 2/3 del Legislativo y de que haya Segunda Vuelta son muy altas y si un partido obtuviese un 5% (cifra ejemplificadora) de la votación y algunos diputados, servirán para negociar espacios públicos, con alguno de los dos frentes que estarán en el balotaje. Es la forma rápida de conseguir el poder ya que, a diferencia de antes, los acuerdos ya no se realizarán entre cuatro paredes, sino que habrá el voto popular en Segunda Vuelta. Es mejor tener un pedazo pequeño de la torta, a no tener nada.

No se debe aseverar que el MAS está muerto. De hecho, sigue teniendo presencia nacional y qué tal si su meta principal no es ganar las elecciones, sino el evitar que sus rivales obtengan 2/3 del Legislativo. Si obtuviese más de un tercio, este partido obstaculizaría la gestión del que asuma y, sobre todo, evitaría un posible Juicio de Responsabilidades contra Evo Morales (para lo que se requiere 2/3). El MAS sabe hacer oposición, sino recordemos los gobiernos desde 1997: Hugo Banzer, Tuto Quiroga, Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, donde los conflictos tenían raíz en los sectores afines a Evo Morales.

Sobre este partido, ¿Es realmente creíble el nivel de división interna mostrado ante los medios? Qué pasaría si pensamos mal, y acertamos, en que, si bien hay peleas entre los leales a Evo y los denominados «colaboracionistas» del gobierno transitorio, vemos que al final del camino, todo es una pantalla para mostrarse dividido, y generar que todos los partidos vayan por su cuenta y con sus propias candidaturas. Todo espectáculo montado tiene objetivo central y, en innumerables oportunidades, el MAS hizo que sus rivales cayeran en sus estrategias.

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