Perú vivió este jueves una nueva jornada de protestas antigubernamentales con dinámicas dispares en Lima y en el sur del país. En la capital, por primera vez, hubo una gran marcha pacífica de inicio a fin, mientras un grupo de manifestantes trató de tomar el aeropuerto de la sureña ciudad de Juliaca, epicentro del descontento social.
Para este jueves, la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), el principal sindicato del país, había convocado a una «huelga nacional» con una movilización en el centro histórico de Lima, que congregó a miles de peruanos para exigir la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, y un adelanto de elecciones para 2023.
La marcha comenzó alrededor de las 15.00 hora local (20.00 GMT) en la plaza Dos de Mayo y recorrió, sin registrar enfrentamientos con las fuerzas del orden, las principales calles del centro, que estuvo resguardado por un gran contingente policial.
A esta movilización en la capital se sumaron varios sindicatos y organizaciones civiles y, aunque fue multitudinaria, no aglomeró al elevado número que se esperaba inicialmente.
Los manifestantes, que entonaban consignas contra Boluarte y los policías, marcharon de manera pacífica y los agentes se abstuvieron de hacer uso de la fuerza, por lo que se evitaron los habituales choques entre protestantes y las fuerzas del orden que en anteriores ocasiones dejaron decenas de heridos, detenidos e incluso un muerto.
Disturbios en Juliaca
Mientras la marcha en Lima transcurría sin incidentes, a unos 1.300 kilómetros al sur, un grupo de manifestantes intentó tomar el aeropuerto Inca Manco Cápac de la ciudad de Juliaca, donde, hace justo un mes, fallecieron 17 personas en enfrentamientos con la Policía.
Las fuerzas del orden impidieron con bombas lacrimógenas que los ciudadanos llegaran a las instalaciones aeroportuarias, y el ministro del Interior, Vicente Romero, aseguró que la situación estaba «controlada», tras recordar que la región de Puno, donde está ubicada Juliaca, está en estado de emergencia con las Fuerzas Armadas a cargo del control del orden interno.
Desde que comenzaron en diciembre pasado las protestas antigubernamentales en Perú, en varios puntos del país los manifestantes han intentado ocupar aeropuertos, provocando el cierre de algunos de ellos, como el de Juliaca.
Ubicada a 3.800 metros de altura, esta ciudad andina, cercana a la frontera con Bolivia, ha sido el epicentro de las movilizaciones desde que se retomaron, tras una tregua navideña.
Allí, en uno de los intentos para tomar el aeropuerto, las protestas vivieron su día más sangriento el 9 de enero pasado, cuando en cuestión de horas los enfrentamientos con la Policía arrebataron la vida de 17 manifestantes.
Hasta la fecha, las protestas antigubernamentales dejan un saldo de 69 personas fallecidas y más de 1.200 heridos, según diversas fuentes.