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jueves, abril 25, 2024
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Proyección económica poco prometedora

Se termina el año y el balance de la gestión es preocupante para toda la región, mientras que para 2020 se espera que la desaceleración económica continúe por las complejidades de la situación global. Bolivia, además, tendrá que lidiar con problemas internos heredados de una administración despilfarradora e imprevisora. La CEPAL ha hecho conocer el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2019, en un contexto económico y social extremadamente complejo para la región. América Latina presenta una desaceleración económica generalizada y sincronizada a nivel de los países y de los distintos sectores. En 2019, en contraste con años anteriores, 18 de los 20 países de América Latina, así como 23 de las 33 economías de América Latina y el Caribe, presentan una desaceleración en la tasa de crecimiento de su actividad económica.

En el resumen del estudio expuesto por este organismo internacional dependiente de Naciones Unidas, se hace notar que el menor dinamismo de la demanda interna se ha visto acompañado por una baja demanda agregada externa y mercados financieros internacionales más frágiles. A este escenario se suman las crecientes demandas sociales y presiones por reducir la desigualdad y aumentar la inclusión social que han detonado con una intensidad inusual en algunos países de la región. El panorama macroeconómico reciente muestra una desaceleración tendencial de la actividad económica en los últimos seis años (de 2014 a 2019); caídas del PIB per cápita, la inversión, el consumo per cápita y las exportaciones, y un sostenido deterioro de la calidad del empleo.

En este contexto, en 2019 las economías de América Latina y el Caribe crecerán a una tasa promedio del 0,1%. Las proyecciones de crecimiento para 2020, si bien mejoran con respecto a las cifras de 2019, no son muy prometedoras; el crecimiento estimado de los países será de un 1,3% en promedio. De proseguir este escenario, el septenio 2014-2020 sería el de menor crecimiento económico en la región en los últimos 40 años, en un contexto global de bajo dinamismo y creciente vulnerabilidad del que no se esperan impulsos positivos significativos. Por ello, para acelerar el crecimiento de los países se requieren políticas económicas nacionales expansivas y coordinadas.

El principal desafío de la política económica es evitar que la región se estanque en el ámbito económico y social, así como preservar los avances en materia de estabilidad macro financiera y sostenibilidad de la deuda. Ya anteriormente la CEPAL había estimado que más de 6 millones de latinoamericanos caerán en pobreza extrema al terminar la gestión 2019. Entre 2014 y 2018, en cuatro países los niveles de desigualdad se redujeron de manera significativa según el índice de Gini. En Bolivia, El Salvador y el Paraguay se produjeron disminuciones acumuladas del 7% o más, en tanto que en Colombia se alcanzó un 2%. Por su parte, el Brasil fue el único país en que se registró un aumento del índice de Gini superior al 3%5, una mayor desigualdad.

En la gestión de 2018 aproximadamente 185 millones de personas se encontraban bajo el umbral de la pobreza, de los cuales 66 millones de personas estaban en la pobreza extrema, pero en 2019, la cifra aumentaría a 191 millones, de los cuales 72 millones estarían en la pobreza extrema, un incremento de 6 millones, indica el Panorama Social de América Latina 2019 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La CEPAL enfatiza que para erradicar la pobreza y reducir la desigualdad y la vulnerabilidad de los estratos de ingresos bajos y medios son necesarias políticas de inclusión social y laboral. También se requiere un mercado de trabajo que garantice empleo de calidad y remuneraciones dignas, eliminar las barreras de inserción laboral de las mujeres y fortalecer el desarrollo de sistemas integrales y universales de protección social en el marco de Estados de Bienestar centrados en los derechos y la igualdad.

En una región de casi 620 millones de habitantes, en 2019 habría 27 millones más gente pobre que en 2014, y 26 millones se encontrarían en situación de pobreza extrema. La disminución de la desigualdad de ingresos es clave para retomar la senda de reducción de la pobreza y cumplir las metas establecidas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 de la Agenda 2030. «Es necesario crecer para igualar e igualar para crecer. La superación de la pobreza en la región no exige solamente crecimiento económico; este debe estar acompañado por políticas redistributivas y políticas fiscales activas», dice la CEPAL en el estudio presentado en Santiago de Chile.

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