Alcanzar varias decenas de años es difícil para toda institución, más aún para los organismos internacionales. Pero la Comunidad Andina de Naciones (CAN) -conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú- ha celebrado 50 años de la suscripción del Acuerdo de Cartagena, que estableció las bases del proceso de integración el más antiguo de Sudamérica. El Tratado que dio origen al Grupo Andino fue iniciativa del presidente colombiano Carlos Lleras Restrepo que planteó la creación de un mercado común asignando prioridades para aquellos países que ya lograron alguna especialización, sea por su tecnología o por su producción de materias primas, asegurando un mercado en la región.
Los países andinos respondieron positivamente a la iniciativa, entre ellos Chile, Venezuela, Perú y Bolivia, que junto a Colombia firmaron el Acuerdo de Cartagena. El grupo comenzó con gran ímpetu y parecía un ejemplo de buena amistad y visión de futuro, llegando a crear la Corporación Andina de Fomento, cuyo crecimiento lo convirtió en el organismo financiero más grande de la región, asumiendo el nombre de Banco de Desarrollo de América Latina, que es un organismo que tiene como misión impulsar el desarrollo sostenible y la integración regional en América Latina, mediante el financiamiento de proyectos de los sectores público y privado, la provisión de cooperación técnica y otros servicios especializados. Fue creado como Banco el 7 de febrero de 1968, y comenzó a operar en junio de 1970. Actualmente está conformado por 19 países de América Latina, El Caribe, Europa y 13 bancos privados; se ha convertido en una de las principales fuentes de financiamiento multilateral. También se creó el Parlamento Andino y un sistema judicial, que nunca lograron operar de acuerdo a sus previsiones.
Lamentablemente, intereses nacionales mezquinos, aspiraciones económicas y visiones políticas diferentes, jugaron una mala pasada al grupo Andino, y Chile «disgustada» por las asignaciones de rubros de producción se apartó del Acuerdo. Posteriormente lo hizo Venezuela frustrada por su fracaso en su propósito de ideologizar al organismo. Con la intensión de revitalizar al organismo andino se logró un nuevo impulso convirtiendo al Grupo Andino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Desgraciadamente, las afinidades y desencuentros ideológicos volvieron a afectar, y Bolivia con la actual administración, haciendo coro al chavismo restó concurso a la CAN, y prefirió adherirse al Mercosur, donde igual que Venezuela ni siquiera es visto con las consideraciones necesarias por el irrespeto a las bases democráticas.
De esta manera, los objetivos originales quedaron en el camino, pero felizmente se ha logrado el pleno funcionamiento de la zona de libre comercio, pudiendo circular libremente los bienes originarios de los países miembros. Desde 2003, los ciudadanos de los países miembros pueden ingresar a cualquiera de ellos con solo presentar el documento de identidad. Se lograron otros acuerdos importantes en materia de regulación comunitaria, entre ellas el régimen común de propiedad intelectual, pero que confronta todavía muchas dificultades en su pleno respeto. También se creó el Tribunal de Justicia de los países miembros de la CAN, que está facultado para controlar la legalidad de las normas comunitarias.
En esa situación se llega a conmemorar los 50 años, oportunidad que sirvió también para que Bolivia asuma la presidencia pro tempore, durante una ceremonia efectuada en Lima, con la asistencia de los presidentes Martín Vizcarra de Perú, Evo Morales de Bolivia, Iván Duque de Colombia y Lenin Moreno de Ecuador. El presidente anfitrión Martín Vizcarra planteó la necesidad de restablecer las reuniones anuales de mandatarios y anunció que se había aceptado el ofrecimiento de Bolivia de albergar al Consejo Presidencial en 2020. Asimismo, el presidente Morales destacó que la Comunidad Andina es muy importante para Bolivia, puesto que se ha constituido en el principal mercado de exportaciones no tradicionales. El secretario general de este bloque, Jorge Hernando Pedraza, sostuvo que ahora el objetivo es «proyectar una CAN del siglo XXI, con elementos que faciliten el comercio y el mejor rendimiento en asuntos sociales».