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jueves, abril 25, 2024
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Quemas sin control en áreas protegidas

Nuevamente las quemas se apoderan del país sin que exista autoridad que pueda poner freno a esta nociva practica que está destruyendo la naturaleza, afectando las reservas naturales y áreas protegidas y atacando el futuro de Bolivia, y del planeta, incumpliendo, además, los tratados internacionales de protección ambiental que la mayoría de los países del mundo asumieron en Paris. Ni las promesas y discursos demagógicos sobre los derechos de la «la madre tierra» hacen que se cumplan las metas de desarrollo sostenible hasta 2030, que a este paso, Bolivia las incumplirá.

Según un informe del Centro de Planificación Territorial Autonómica (CPTA) en los territorios indígenas y áreas protegidas de Bolivia, se han registrado ocho mil 267 focos de calor (fuego) en los primeros 10 días del presente mes de julio. Se trata de un dato que suma los fuegos acumulados a nivel nacional, de los cuales 334 se encuentran en territorios indígenas, 862 en áreas protegidas nacionales y sub nacionales, representando el 50% del total de focos de calor que se contabilizaron durante todo el mes de junio, cundo se dieron 15 mil 815 puntos de fuego. Esta situación demuestra que no hay control alguno. Es más, este aumento de quemas se origina en la Resolución Administrativa N° 104/2021 que emitió la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) que dejó sin efecto las dos resoluciones anteriores (Resolución N° 149/2020 y Resolución N° 275/2020) que disponían la paralización temporal de los desmontes, y quemas. La mayor parte de las quemas se producen en el departamento de Santa Cruz.

Esta situación se agrava constantemente porque el país no tiene una política clara de protección del medioambiente. Hay leyes y normas incompletas, muchos discursos y promesas demagógicas, pero nada efectivo y sostenible. Ya el año 2011 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) denominado «Tras las Huellas del Cambio Climático en Bolivia», alertaba que el país presentaba alta vulnerabilidad. Este informe remarca que la estructura institucional nacional responde a una planificación de desarrollo que no incorpora la dimensión de clima. Sostiene que «Bolivia no lo tiene todo estudiado, por lo que algunos estudios combinados con percepciones locales del clima indican que esta situación tiene un impacto en la pérdida de biodiversidad y en la productividad de cultivos relevantes en las distintas zonas del país, como resultado del incremento de la temperatura y la variación de la precipitación, siendo las zonas más afectadas las de altiplano y amazonia».

Asimismo, la evidencia concreta en Bolivia está dada por la desaparición de glaciares y el cambio de estacionalidad para los cultivos en las distintas regiones, siendo uno de los sectores más críticos las zonas secas del Chaco. La tasa de calentamiento global promedio durante los últimos 50 años es casi el doble de la tasa de los últimos 100 años (IPCC, 2007), por lo que las proyecciones de los distintos escenarios de cambio climático a nivel global requieren de acciones urgentes de adaptación y mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero que permitan no superar el umbral de los dos grados (2°C).

Escenarios climáticos estiman que el aumento de la temperatura en América del Sur será de 1,8 a 4,5°C y cambios en las precipitaciones entre -12 a +12 por ciento para el 2080. En ese sentido, modelaciones del clima en Bolivia esperan que en las próximas décadas la temperatura aumente en todo el país con mayores cambios en la zona andina (Valles y Altiplano) y la Amazonia, siendo probable que la temperatura aumente en un rango de 1,3 a 1,6°C para el año 2030 y entre 4,8 a 6°C para el año 2100, en comparación con la temperatura media de 1961-1990.

Nuestro país tiene que comprender que con la actual política permisiva de destrucción ambiental está cerrando el futuro, destruyendo lo más valioso que tiene el país que es su prodiga naturaleza. Ya han desaparecido decenas de especies animales, los nevados andinos están mostrando las rocas peladas, la minería está atacando hasta al Illimani, después de haber secado el lago Popo, contaminado el Titicaca, envenenado las aguas de los grandes ríos y malogrado el medio ambiente con una minería que no respeta los cuidados ambientales. El futuro del país está seriamente comprometido y la tolerancia hacia los depredadores es censurable.

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