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viernes, abril 19, 2024
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Riesgo de recesión ultra económica financiera

La economía boliviana está sufriendo una de las peores crisis de los últimos 40 años, como consecuencia de las imprevisiones y malgasto de los últimos 14 años, del gobierno de Morales Ayma, así como por los efectos de la pandemia del coronavirus y cuarentena que frenó gran parte de la producción, el comercio, servicios y la actividad financiera, al extremo que las pérdidas en varios sectores, son calamitosas.

No es para menos, nuestra economía es frágil y no tuvo mecanismos de previsión que hicieran posible guardar recursos de la época de bonanza (del año 2006 al año 2018) generada por los altos precios internacionales del gas natural y los minerales.

Recordemos que Bolivia logró acumular Reservas Internacionales Netas por más de 15 mil millones de dólares, pero el anterior gobierno malgasto esos recursos y dejó a las RIN en menos de seis mil millones, que hoy con la paralización deben ser aun menores. La situación es realmente grave si se considera que ni las economías más fuertes del mundo se salvaron de los efectos de la pandemia que repercutió en todas las actividades.

El gobierno de transición, hasta ahora, se ha limitado a su función eventual y prácticamente no hizo ninguna programación de planeamiento para encarar la situación económica que puede desencadenar una de las peores recesiones. Hasta ahora se ha dedicado a adoptar medidas de coyuntura para paliar las necesidades sociales, apenas contiene la protesta general. Los empresarios privados en general, las entidades de servicios, así como las agrupaciones agroindustriales, han planteado la urgencia de adoptar medidas que permitan salvar la economía.

El gobierno se limitó a anunciar que se aplicará, desde la próxima semana, la cuarentena «dinámica», que paulatinamente permitiría el reinicio de actividades en las peores condiciones económico financieras del sector privado, pero nada hizo para adoptar determinaciones macro económicas que hagan posible enfrentar la crisis que es inminente.

Anunció que se está preparando un decreto que ayude a reactivar la economía y la generación de empleo.

Lo que se requiere con suma urgencia es planeamiento respecto a lo que debe encararse a partir del 1º de junio, no solo en lo psicosocial, económico, político, para no agravar la situación económica de Bolivia.

Las empresas nacionales de aeronavegación, según sus informes, perdieron, hasta la fecha con el paro, más de 50 millones de dólares. La hotelería y el turismo quedaron prácticamente sin ingresos. La industria está semiparalizada, lo mismo que la minería, las empresas pequeñas, medianas, grandes de otras actividades de la misma manera y el agro sin poder exportar. Será loable que el gobierno se esté asesorando por profesionales en políticas y estrategias económico financieras para adoptar medidas estructurales, porque de lo contrario, las proyecciones de organismos internacionales sobre la crisis que se avecina se van a quedar cortas.

Tanto el Banco Mundial como el BID y la CEPAL, en sus proyecciones expresaron preocupación «por la recesión que ya está en marcha».

A propósito de las proyecciones, la calificadora de riesgo Moody’s, considera que la crisis por la pandemia del coronavirus repercutirá más en la ya desacelerada economía de Bolivia, «impulsando la primera recesión del país desde la década de 1980, además que el déficit fiscal se duplicará de 6% en 2019 a casi 13% con relación al Producto Interno Bruto (PIB) de este año». Dicha agencia de estudios financieros estima que la debilitada actividad económica, junto con un entorno externo desfavorable, provocará una contracción del PIB real de aproximadamente 3,5% este año, y la caída del crecimiento de 2,2%.

Como parte de sus proyecciones ve la posibilidad de que para el próximo año la economía pueda en algo volver al crecimiento, dependiendo del comportamiento del mercado de los hidrocarburos.

En este momento el precio del barril de petróleo está en sus niveles históricos más bajos, e influye en la cotización del gas natural, que también está en bajada, pese a que los contratos con Brasil y Argentina prevén una ponderación de cálculo en base a cotizaciones anteriores.

Pero la crisis no será eterna ya que en algún momento se encontrará antídoto contra el coronavirus y medicamentos efectivos con los que en este momento no se cuenta.

Al encontrarse una salida, se dará naturalmente un impulso a todas las actividades económicas, y solamente los países que estén preparados podrán beneficiarse de la expansión.

El gobierno está en la obligación de adoptar medidas para enfrentar la recesión y sus consecuencias. Se deben anunciar las previsiones ahora, de manera que el país, las empresas y los factores productivos en general estén dispuestos y prevenidos para que puedan aprovechar el momento -de aquí a dos o tres años- en que posiblemente se expanda en forma real el movimiento económico.

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