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jueves, abril 25, 2024
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Riesgo para la soberanía alimenticia

Al recordarse el Día Mundial de la Alimentación, en casi todo el planeta se ha puesto en debate la necesidad de analizar el problema del hambre y la importancia de alcanzar la seguridad alimentaria para todos. Si bien el hambre y su erradicación debe ser la prioridad, la malnutrición también debe de ser tenida en cuenta. Este año el lema utilizado para el Día Mundial de la Alimentación, es, «una alimentación sana, y cero hambre». Cada año se celebra el Día Mundial de la Alimentación para recordar el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), establecida el 16 de octubre de 1945. Este año, más de 150 países de todo el mundo se sumaron a la recordación. El motivo principal para resaltar esta iniciativa es la elevada tasa de malnutrición que hay a nivel mundial: el hambre afecta hoy a más de 820 millones de personas. La malnutrición, con su doble cara de hambre y sobrepeso u obesidad, llega a casi 2000 millones que carecen de acceso a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes.

La FAO proporciona datos y cifras claves sobre la situación actual del problema alimentario. Pese a que se producen suficientes alimentos para que nadie pase hambre, 821 millones de personas padecen hambre en el mundo. Un 70% de las personas que viven en condiciones de pobreza extrema viven en áreas rurales y la mayoría depende de la agricultura. El 45% de las muertes infantiles se relacionan con la desnutrición y 151 millones de niños menores de cinco años tienen retraso del crecimiento por falta de nutrientes. La FAO explica que Hambre Cero significa que todo el mundo trabaje para garantizar que todas las personas y, en todas partes del mundo, tengan acceso a los alimentos seguros, saludables y nutritivos que necesitan.

Asimismo, considera que toda persona puede aportar de acuerdo a sus posibilidades, como, por ejemplo, no tirar comida. Si hay sobras, se pueden congelar o usarlas como ingrediente para otra comida. Aprender a cuantificar las proporciones de la familia para cocinar lo necesario. Es importante reciclar alimentos en preparaciones. Asimismo, recomienda a los países producir más alimentos, con menos inversión, es decir optimizar y ser eficientes: más allá de la producción agrícola a gran escala, cada familia que disponga de un espacio de tierra puede cultivar hortalizas y frutas regionales que son muy nutritivas. Es importante, además, apoyar la producción local, que nos brinda productos más frescos al menor costo (ferias francas). Otra recomendación está dirigida a adoptar una alimentación más saludable y sostenible. Es cuestión de organizar la dieta de manera semanal, acudir a la guía de profesionales lo cual significa una inversión en salud, ya que, un plan de alimentación equilibrado es la base de una vida saludable.

En nuestro país, el gobierno desde hace 13 años habla de soberanía alimentaria, pero la realidad y las cifras demuestra que la aspiración de garantizar la seguridad alimenticia todavía está en deuda. Bolivia sigue importando alimentos más que en los primeros años del presente siglo. El valor de las importaciones ha crecido en forma alarmante. Objetivamente, cada vez el país está en mayor riesgo de perderla soberanía alimenticia.

Según información del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) con datos del INE (Instituto Boliviano de Estadísticas), el volumen de la importación de alimentos, entre el 2005 y 2018, osciló en 676 mil 269,8 toneladas promedio al año. En tanto la cifra en valor, entre el mismo periodo de 14 años, un acumulado alrededor de seis mil 562 millones de dólares, equivalente al 16,2% del PIB actual. El 2005 los alimentos importados representaron alrededor de $us 218 millones, y el año pasado alcanzó a $us 571,6 millones. Este año, las cifras serán algo mayores. Pero no solamente eso, la pobreza extrema está volviendo a crecer y con ella las privaciones de mucha gente. Los precios de los alimentos se han más que triplicado desde 2010. Por ejemplo, este mes, la arroba de papa se vende entre Bs. 70 y 80, el doble de lo que costaba el año pasado.

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