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jueves, abril 25, 2024
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Se acorta el tiempo para la oposición

Todos los intentos por unir a la oposición han encontrado barreras complicadas tanto por la realidad práctica, como por las normas legales, la diversidad de visiones políticas y las ambiciones personales. Pocos atisbos de renunciamiento se observaron en torno a la demanda de hacer un solo frente que tenga posibilidades. De todas maneras, un nuevo intento se realizará a fin de mes, probablemente en Santa Cruz, donde se reunirán los dirigentes cívicos del país con los candidatos a las próximas elecciones en un nuevo esfuerzo por buscar algún consenso que los ponga frente a la realidad y las perspectivas en pos de las elecciones del 20 de octubre próximo.

Inicialmente se fijó para el 29 de mayo la reunión entre dirigentes cívicos y al día siguiente convocarán a los candidatos para sacar un documento concertado, que al parecer ya no considerará la propuesta para que algunos candidatos se abstengan de seguir en su propósito debido a varios in convenientes. Existen situaciones que hacen inviable esa línea de acción, ya que Ley de Organizaciones Políticas y el reglamento de elecciones primarias, tiene previsiones sobre aquellas agrupaciones que ya anotaron sus candidaturas. Los partidos que renuncien a su postulación pueden perder su personería jurídica. Pero el principal escollo, pese a que se habla de unir fuerzas, es que al mismo tiempo se muestra una absoluta falta de generosidad política y desprendimiento de aspiraciones en la búsqueda de un objetivo común.

Por otra parte, esta situación se comprende por las contradicciones ideológicas y la diversidad que compone la oposición. Lo que no se ha alcanzado a valorar en su justa dimensión es la necesidad de salvar la democracia que debería ser un objetivo superior frente a una realidad que, a todas luces, encamina al país hacia un derrotero como el de Venezuela y Cuba, donde ya no existen posibilidades para la oposición y se ha establecido un solo partido, sin opción ni respeto para la disidencia y menos para la alternancia política.

Las opciones para la oposición en este momento, cuando todavía hay tiempo de preservar el sistema democrático, están en la unidad y actuación consensuada, aspiración que lamentablemente parece cada vez más lejana. Algunos dirigentes llamaron a comprender que divididos no se logrará nada. La respuesta es coincidente, y todos asumen que la única salida es trabajar en conjunto. Pero a la hora de actuar priman las ambiciones personales o de grupo.

La base de una alianza -por lo menos coyuntural- debería sostenerse en los riesgos que se acrecientan para la vigencia de la democracia y la supervivencia de los partidos y organizaciones políticas, que caerán en un profundo vacío en caso de consolidarse la quiebra de la institucionalidad. Existen algunos elementos que permitirán unir fuerzas, entre ellos, un compromiso conjunto de una eficiente gestión pública, ampliamente fiscalizada y con una efectiva participación ciudadana; eficiente lucha contra la corrupción, y un compromiso firme de una renovación de la forma de hacer política.

En ese ambiente, la oposición sigue aspirando a la unidad, mientras el oficialismo fortalece posiciones y ha recibido un inédito apoyo de la OEA, que además anunció el envío de veedores para unas elecciones en las que aparentemente el Secretario General de ese organismo ya ha tomado partido.

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