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martes, abril 16, 2024
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¿Será conveniente cambiar el horario continuo?

El Gobierno determinó suspender el horario continuo laboral a partir del 6 de marzo en instituciones públicas y privadas, aunque, algunas instituciones o empresas, por la naturaleza de sus funciones, podrán «adecuar sus actividades tanto en horario de ingreso y salida». Seguramente las autoridades han debido analizar con detenimiento las ventajas y desventajas de los horarios de trabajo, ya que el mundo entero ha cambiado sus modalidades laborales presenciales tanto por la pandemia de coronavirus, como por una serie de factores que las nuevas tecnologías han impuesto, demostrando eficiencia. Quienes decidieron volver al horario discontinuo debieron meditar en que el tiempo bien aprovechado es el mejor y más valioso aliado de la productividad, del éxito, de la previsión y del futuro.

Los industriales ya se pronunciaron señalando que operarán de acuerdo a las necesidades pertinentes a sus actividades. El ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé se pronunció mediante su cuenta de Twitter, asegurando que volver a la jornada discontinua afecta a los servicios, usuarios y empleados. Mediante su cuenta en Twitter, afirmó que realizar «Cuatro viajes al día» multiplica el tráfico e incrementa el subsidio a los carburantes. El gobierno de Luis Arce está a tiempo para reconsiderar la medida», escribió el expresidente.

La determinación del Gobierno deja sin efecto la medida que se aplicó al inicio de la pandemia de COVID-19 que determinaba que todas las fuentes laborales del país debían trabajar 8 horas continuas. De todas maneras, deja abierta la alternativa para que las instituciones y empresas públicas que requieran la aplicación de la jornada laboral especial, apelen al Decreto Supremo Nro. 29197 que reglamenta las siguientes excepciones: por razones vinculadas a la seguridad física de sus trabajadores, que para prestar sus servicios requieren de luz natural y/o para brindar un mejor servicio a la comunidad, velando por la eficacia, eficiencia y responsabilidad en la atención a la población.

El Gobierno debió considerar varias razones antes de tomar esta decisión que afectará a los sectores productivos que prefieren la eficiencia. Bolivia pierde el tiempo más que otros países y deja pasar inmejorables oportunidades de progreso por dedicarse a festejar y descansar antes que a estudiar, trabajar y producir. Este año nuevamente nuestro país tiene más feriados que otros, además de las fiestas, presteríos, paros, bloqueos. Harían bien los líderes nacionales, el clero, los empresarios, dirigentes honestos y especialmente maestros y docentes universitarios en reflexionar y motivar a la gente sobre el trabajo bien hecho, la excelencia en todo lo que se hace, y la importancia de no perder tiempo y aprovechar cada instante para hacer algo mejor.

Malgastar tiempo y esfuerzo es el camino directo al fracaso. Varios pensadores han dejado profundos mensajes sobre este tema. «El tiempo es lo más valioso que una persona puede gastar» decía un filósofo. A su vez, el tiempo bien aprovechado es el mejor y más valioso aliado de la productividad, del éxito, de la previsión y del futuro. Pero en nuestro medio, en lugar de motivar el trabajo, la producción, la dedicación y el esfuerzo por la superación, se fomenta el pago por días no trabajados y la declaratoria en comisión para dirigentes, atentando contra la competitividad.

La competitividad de un país se mide por la capacidad de sus instituciones, organizaciones, empresas, y de su gente, de lograr eficiencia y rentabilidad en la producción integral. Una serie de factores intervienen en la definición de la competitividad, que tienen que ver con la existencia de materias primas, viabilidad para su explotación, las facilidades que se brinden a los emprendimientos, seguridad ciudadana, seguridad jurídica, expeditas carreteras y caminos para el traslado de productos; comunicaciones modernas, estabilidad social, política y económica, etc., pero además aprovechar de la mejor manera posible el tiempo. Los productores nacionales, además de vencer una serie de trabas, deben lidiar con la burocracia estatal que es uno de los factores más dañinos. La suma de todos estos factores unidos, hacen que el país figure entre los menos competitivos y sea considerado poco confiable para las inversiones.

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