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martes, junio 18, 2024
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Prevención contra siniestros

Las agresiones al medioambiente no cesan en el país, y se agravan en la actual época de chaqueos y quemas para habilitar tierras de cultivo, a lo que se suma la festividad de San Juan, que persiste con la insana costumbre de encender fogatas y utilizar artefactos pirotécnicos, pese a las prohibiciones. En este momento, la prevención debe ser la prioridad del gobierno central, las gobernaciones y los municipios. El presidente Luis Arce ante el aumento de focos de calor en varias regiones del país, ordenó operativos aéreos y fluviales, y el despliegue de bomberos para enfrentar los riesgos de siniestros. El mandatario detalló, a través de sus redes sociales, el despliegue de 241 bomberos forestales del Comando Conjunto de Respuesta Inmediata ante Eventos Adversos de las Fuerzas Armadas y la movilización de avionetas, una lancha bombero y drones en todo el territorio nacional.

Según un reporte de Defensa Civil, se han controlado los incendios que se registraron, pero se mantienen más de dos mil 800 focos de calor. Santa Cruz concentra la mayor cantidad, con 2.315; seguido de Beni, con 417; La Paz, 49; Cochabamba, 42; Tarija, 16; Potosí, 10; Oruro, 9; Chuquisaca, 3; y Pando, 2. Del total de puntos de fuego, 231 estarían en áreas protegidas nacionales, 46 en áreas protegidas departamentales, y nueve en áreas protegidas municipales. Se destacó el sofocamiento del fuego en el municipio cruceño de Puerto Suárez, donde las llamas ingresaron desde el lado de Brasil. El fuego fue controlado gracias a la construcción de una línea defensiva de nueve kilómetros, de acuerdo al informe.

El Comando Conjunto de Respuesta Ante Eventos Adversos (CCR-EA) movilizó a 241 bomberos de cinco unidades militares de la Armada, Ejército y de la Fuerza Aérea, que lograron mitigar dos incendios en los últimos días. También, Defensa Civil envió un equipo de bomberos para verificar la situación en el Triángulo Dionisio Foianini (punto geográfico entre el límite territorial entre Bolivia, Brasil y Paraguay), por señales de fuego.

Por otra parte, al acercarse la Fiesta de San Juan, los municipios están advirtiendo de la vigencia de normas legales que prohíben el encendido de fogatas. Lamentablemente permanece la costumbre de fogatas en San Juan, tradición que llegó con los españoles, y que mutó con las prácticas ancestrales de las quemas para habilitar tierras de cultivo, ahora ampliadas con los chaqueos que avanzan en su afán de lograr zonas aptas para plantaciones, atentando contra los bosques y áreas protegidas. Los municipios de las grandes ciudades han adoptado medidas para evitar esta práctica insana para el medioambiente, y que además representa riesgos de siniestros y accidentes por la manipulación de artefactos pirotécnicos. Todos los años se producen desgracias y se atenta contra la salud de la comunidad. Se cree que el 23 de junio es el día más frío del año, y por ello se busca calor.

Se trata de una fiesta de la Iglesia Católica establecida para sobreponerse a la tradición pagana del encendido de piras en el solsticio de invierno, simbolizando la época de preparar la siembra y llamar al sol para que fecunde la tierra. Estas prácticas, que eran comunes en gran parte del planeta, han ido desapareciendo con el avance de las civilizaciones, pero todavía quedaron arraigadas en algunos países y regiones que conservan la costumbre bajo creencias de que el calor del fuego y la ceniza fecundan la tierra. La preparación de la tierra para que logre mejores cultivos y abundante cosecha hoy tiene innumerables aliados en las nuevas tecnologías, que además, son cada vez más amigables con el medioambiente.

Autoridades del gobierno central recordaron que está vigente la resolución N° 239/2022 del Ministerio de Medioambiente y Agua, que prohíbe el encendido de fogatas y el uso de artefactos pirotécnicos durante la festividad de San Juan. Inclusive determina «Prohibir, en todo el territorio nacional, las fogatas y quemas públicas o privadas de cualquier elemento combustible, en estas fechas, por las consecuencias medioambientales degradantes a la calidad atmosférica y en atención a razones de salud pública».

Los médicos en varias oportunidades han alertado sobre los riesgos del humo para la salud de la población en general, y especialmente para los enfermos, debido a que la contaminación del aire incrementa las patologías alérgicas y respiratorias, además genera complicaciones en aquellos pacientes que tienen enfermedades pulmonares y enfermedades crónicas, además de que la irritación que ocasiona conlleva riesgos oculares. Felizmente ya esta costumbre está quedando rezagada frente a una realidad que se traduce en la toma de conciencia de proteger la naturaleza y evitar el calentamiento global. Especialmente la gente de las ciudades ha comprendido la necesidad de preservar el medioambiente, y hay un compromiso ciudadano importante en los últimos años que ha dado como resultado que no se ha sufrido de las humaredas que en el pasado impedían hasta las operaciones en los aeropuertos.

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