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miércoles, mayo 1, 2024
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El país busca una nueva normalidad sin bajar la guardia ante la COVID-19

Bolivia entra este martes en una nueva fase frente a la COVID-19, con menos restricciones tras cinco meses de cuarentena, pero sin bajar la guarda para evitar un rebrote de la enfermedad, que ha costado más de 5.000 vidas en el país.

El mensaje en esta nueva etapa de «posconfinamiento» es que hay que seguir con las medidas de bioseguridad aunque los casos del nuevo coronavirus van siendo menos en el país, para que esta «nueva normalidad» ayude a recuperar la economía sin riesgo a un repunte de la enfermedad.

El país retoma la jornada laboral habitual, aunque con precaución en algunas ciudades, y reabre los vuelos internacionales en un signo ante el exterior de que intenta volver poco a poco a la normalidad, pero hay estudios que lo mantienen entre los más afectados del mundo por la pandemia.

¿Que cambia en Bolivia?

Un decreto de la presidenta Jeanine Áñez establece que Bolivia deja atrás la cuarentena decretada el pasado 22 de marzo después de que aparecieran los primeros casos importados de Europa, para dar paso en septiembre al «posconfinamiento» pero con medidas de vigilancia como las brigadas médicas casa por casa para detectar contagios.

Eso significa que se puede salir hasta las ocho de la noche hora de lunes a viernes, no solo hasta las cinco de la tarde como antes, lo que ha dado pie a una instrucción del Ministerio de Trabajo para que se recupere la jornada laboral de ocho horas.

El propósito de vuelta a la normalidad choca de momento con reticencias de ciudades como La Paz que mantiene limitaciones para salir de casa y circular en vehículos en días alternos en función del número par o impar en que terminen el carné de identidad y la placa del auto.

La «nueva normalidad» permite además salir en fines de semana hasta las cuatro de la tarde, tras más de cinco meses de confinamiento, pero por ejemplo La Paz prefiere de momento mantener el «encapsulamiento» en sábados y domingos.

Hacia el exterior, una de las novedades más significativas es la vuelta de los vuelos regulares con otros países, limitados hasta ahora a unos pocos para repatriación de nacionales y residentes.

Ahora podrán entrar en el país todos los extranjeros sin limitación, con una prueba negativa de COVID-19, y se espera el reinicio de vuelos con países que también abrieron sus fronteras como Brasil, Chile, México, Ecuador, España, Estados Unidos y Venezuela.

¿Cómo está el país?

Por un lado, los datos oficiales reflejan 5.027 fallecidos y 116.598 casos confirmados, con una tendencia en los últimos días a cifras similares a junio, por debajo de los mil positivos diarios y lejos de jornadas de julio y agosto en que se alcanzaron récords de 92 decesos y 2.036 contagios.

Más de la mitad de los enfermos, 60.408, se recuperaron, y los casos sospechosos bajaron significativamente desde hace días, de más de 15.000 a menos de 3.000 en alguna jornada.

El Gobierno había previsto un pico de contagios por estas fechas y ahora sus expertos esperan en cambio una meseta, pero en el país se cuestiona si se están haciendo todas las pruebas necesarias y si los resultados se computan rápida y correctamente.

Desde el exterior, estudios como los que elabora la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos mantienen a Bolivia entre los países más golpeados, en el quinto lugar en porcentaje de fallecidos sobre casos confirmados, con un 4,3 por ciento, y en el sexto por número de decesos por cada 100.000 habitantes, con 44,28 en una nación de cerca de once millones y medio de personas.

Y por otro lado, la economía, que según un indicador del Instituto Nacional de Estadística ha caído de casi el 8 por ciento de enero a junio de este año, por encima ya del 6,2 que prevé el Banco Central de Bolivia y del 5,9 que estima el Banco Mundial para todo 2020.

El desempleo además alcanzó en julio el 11,8 por ciento, cuando al término de 2019 fue del 4,8 por ciento, con un aumento que el instituto estadístico atribuye a la cuarentena.

Nuevo escenario

Aunque con detractores que advierten de que la flexibilización de restricciones para salir de casa es prematura y el país corre el riesgo de rebrotes como algunos en Europa, Bolivia en las últimas semanas ha ido dejando atrás las escenas de muertos en las calles o a las puertas de hospitales, de enfermos que no podían ser atendidos al verse saturado el sistema de salud.

Aún siguen algunos problemas para encontrar un lugar de entierro en cementerios, pero sin las imágenes de fosas comunes o morgues con cuerpos amontonados.

El deseo de ir recuperando poco a poco la normalidad llega a poco más de mes y medio para las elecciones generales previstas ahora el 18 de octubre, tras haber sido postergadas de mayo a septiembre y luego a esta nueva fecha, mientras el país estaba en emergencia sanitaria por la pandemia.

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