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viernes, abril 26, 2024
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Las brechas sociales abiertas en pandemia no cerrarán en Perú, según Oxfam

La pandemia causada por la covid-19 no se estudiará en Perú como un simple episodio más en la historia, ya que se trata de un acontecimiento que está generando múltiples consecuencias, como la desigualdad y la apertura de brechas sociales que, según el último estudio editado por Oxfam, parece que serán muy difíciles de cerrar.

«La pandemia ha generado desigualdad y a su vez las desigualdades generan impactos negativos en las pandemias», señaló a Efe Germán Alarco, profesor e investigador y autor junto a Cesar Castillo de «Covid-19: desempleo, desigualdad y precarización en el Perú 2020-2030».

De ese modo, se ha abierto un canal de doble vía en el que las desigualdades de una sociedad como la peruana, en la que el gasto en salud es menor que en países con menos recursos económicos como Bolivia y Ecuador -según Oxfam-, generó mayores consecuencias en la pandemia, alcanzando el trágico récord de la mortalidad más alta del mundo.

Mediante lecciones que ha dejado la historia tras otras pandemias, primeros informes de impactos de la covid-19, estudios económicos y ejercicios de simulación, los autores de este ensayo no plantean un panorama muy esperanzador a medio y largo plazo en cuanto a derechos sociales en Perú o a nivel global.

En Perú, se ha retrocedido diez años en términos de la lucha contra la pobreza, ya que en 2020 el 30,1 % de la población se clasificó como pobre, diez puntos más que en 2019, cuando fue del 20,2 %, lo que equivale a 3,2 millones de personas, según afirma el informe.

El estudio aborda una de las realidades que mejor ilustran este aumento de la desigualdad: mientras el valor agregado real de la economía se redujo en un 11,1 % en Perú durante 2020, las riquezas netas de los billonarios del país aumentaron un 50 %.

«El patrimonio de las seis personas más ricas del país es equivalente al ingreso promedio per cápita anual de 1,8 millones de peruanos», afirma el ensayo.

Pérdida de empleo

Este periodo de crisis sanitaria ha destruido 2.231.300 de empleos y «las tendencias muestran que tras la pandemia la población adecuadamente ocupada no va a crecer», ya que, según los autores, muchos de estos trabajos probablemente no se van a recuperar.

«Ahora se produce lo mismo con menos personal, somos más productivos, nos sacan más provecho. La pregunta es si esta mayor productividad ha tenido correspondencia con los ingresos, la teoría convencional dice que a mayor productividad, mayores pagos, pero esta productividad está siendo apropiada por los dueños de las empresas, no por los trabajadores», explicó Alarco.

Algo característico de la economía peruana es que cerca del 70 % de los trabajos son informales y la pandemia ha aumentado esta cifra.

Según el estudio, hay 300.000 trabajadores precarios adicionales solo en Lima Metropolitana y esta tendencia seguirá creciendo.

«Si la población activa no crece a los niveles adecuados, la desigualdad en lugar de mantenerse o reducirse se elevará, (…) Esto genera menor crecimiento económico y menos sostenible, afecta a la cohesión social, crea más violencia y menos gobernabilidad y en términos políticos, obviamente, nuestras frágiles democracias tienden a resquebrajarse», indicó Alarco.

Cambio tecnológico acelerado

Una de las causas que explica esta precarización en el mundo laboral es que la pandemia ha acelerado el cambio tecnológico, una revolución que automatiza labores y reduce así puestos de trabajo.

La covid-19 ha impulsado el uso de las tecnologías de información y comunicaciones y según la Federación Internacional de Robótica se ha promovido la inteligencia artificial y robótica. En 2020, el número de robots industriales a nivel global aumentó un 7 % mientras que el producto mundial cayó un 4 %.

«Este sector tiene elementos positivos, pero el balance neto en términos de generación de empleo es negativo», dijo Alarco, ya que este cambio tecnológico provoca que se requiera menos mano de obra por unidad de producto.

En cuanto a la solución que la obra propone para enfrentar tantos desafíos, coincide con el «nuevo gran reinicio» del que habla el Foro Económico Mundial tras la covid-19.

Este concepto afirma que un país debe atender los problemas del presente al mismo tiempo que se abordan reformas estructurales de sus instituciones y la atención a las tendencias globales, entre las que se encuentra la transición ecológica y poner el foco en reducir las desigualdades.

Los autores pretenden también llamar la atención de problemas coyunturales y subrayar la importancia de observar estas tendencias del mediano y largo plazo y a partir de eso pensar, concertar, definir nuevas políticas, algo que con la inestabilidad gubernamental que vive Perú es difícil y «magnifica los problemas».

«Ojalá estemos equivocados, pero la evidencia empírica y las proyecciones no parecen desmentirnos», concluyó Alarco, refiriéndose a las cada vez más profundas brechas sociales que resquebrajan la sociedad peruana.

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