Cada vez son más violentos los grupos de contrabandistas que pese al resguardo militar, continúan ingresando mercadería diversa. Los decomisos y destrucción de vehículos en los que se transportan los productos ilegales, parece que no los intimida y las extensas fronteras poco resguardadas incitan a esta actividad. El Gobierno tuvo que conformar una fuerza de lucha contra el contrabando apoyada por militares para enfrentar esta situación, que al parecer está dando algunos resultados en la frontera con Chile, de manera que similares operativos deberían ser extendidos a otras zonas vulnerables.
Pese a los resguardos, el pasado fin de semana los contrabandistas lograron romper un cerco militar. Un convoy compuesto por cerca de 30 camiones de contrabando ingresó al país de manera violenta, superando la barrera militar instalada en una ruta en el Salar de Coipasa, en el departamento de Oruro, cerca de la frontera con Chile, de acuerdo a un informe del viceministro de Lucha contra el Contrabando, Gonzalo Rodríguez. Cinco de esos camiones de carga fueron quemados por los militares.
En opinión de Rodríguez, con los puestos de control instalados en la frontera, el contrabando se ha reducido considerablemente en la zona tripartita (Bolivia, Chile y Perú) hasta Pisiga; sin embargo, aún existe vulnerabilidad en otros sectores donde se instalarán en las próximas semanas nuevos puestos de control. En lo que va del año, de acuerdo a informes de prensa, 90 camiones fueron destruidos e incinerados en diferentes puntos fronterizos y a consecuencia de los enfrentamientos con los contrabandistas, 35 militares fueron heridos y al menos 52 patrullas sufrieron daños materiales. Inclusive los contrabandistas se organizan para recuperar el contrabando, ocasionando enfrentamientos.
Operativos de represión a esta ilícita actividad deben ampliarse, pero al mismo tiempo, es necesaria la adopción de otras medidas legales y acciones dirigidas a desincentivar el contrabando. La informalidad es una de las causas que alientan el establecimiento de “mercados negros”. En todas las principales ciudades del país hay más de un mercado donde se expenden productos sin emitir facturas ni se conoce la procedencia de la mercadería que se oferta. De esta manera el contrabando adquiere cada vez mayor dimensión y genera irreparables perjuicios al país. La enorme diversidad de productos que se ofrecen en esos mercados da una idea de la magnitud del problema y de los riesgos para la salud, la seguridad y la economía.
Pese a los reclamos permanentes de los empresarios, la tolerancia hacia estas actividades irregulares se mantiene, no obstante, el daño que también sufre el Estado que pierde ingresos que podrían servir por lo menos para mejorar los hospitales y las escuelas y hasta para nivelar el déficit fiscal. Bolivia registra el más alto índice de informalidad en Sudamérica y está situada muy por encima del promedio latinoamericano. De acuerdo con estimaciones recientes, la población ocupada en el mercado informal estaba en torno a 80 por ciento según la Fundación Milenio. En cuanto al contrabando, existen pasos fronterizos perfectamente identificados y lugares donde los contrabandistas reciben cobijo. En la frontera con Brasil hay decenas de puntos por donde se filtra el contrabando.
Con Argentina son bien conocidos los lugares y los métodos, teniendo como punta de lanza a los llamados «bagayeros» que actúan sindicalmente en sus actividades. En la frontera con Perú, en el sur se trafica con productos diversos, desde plásticos hasta fruta y otros productos alimenticios, y en el norte se trafica con oro. La frontera con Paraguay es permeable al narcotráfico. La mayor carga de contrabando viene de Chile, con más de un centenar de lugares utilizados por los contrabandistas. Según informe de autoridades, solamente el paso fronterizo entre Pisiga y Buena Vista, tiene ocho pasos de ingreso. Esta realidad ha obligado al gobierno a movilizar a las Fuerzas Armadas que identificaron 112 puntos de ingreso ilegal en 700 kilómetros de frontera de Chile con los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí.