Para nadie es un secreto que la amistad y las buenas relaciones permiten beneficios mutuos, tanto entre las personas como entre los Estados y hasta de las instituciones. La diplomacia es la columna vertebral de la relación entre los países. Lamentablemente, muchas veces por la injerencia política partidista o ideológica que se inmiscuye en los vínculos entre dos naciones, o por actitudes imprudentes, se producen impases que pueden deteriorar hasta una tradición de amistad. Lamentablemente, Bolivia en este momento tiene erosionadas las articulaciones diplomáticas con varios países, en unos casos por cuestiones históricas y la mayoría por roces políticos o indiscreciones.
Uno de los casos más recientes que cobró notoriedad por su aparatoso desenlace, es el impase entre Bolivia y España por la intrusión de agentes españoles encapuchados, a los que se les atribuyó intenciones de facilitar la fuga de políticos bolivianos asilados en la embajada de México. El disgusto entre España y Bolivia se originó el 27 de diciembre de 2019, cuando la canciller Longaric denunció que diplomáticos de la Embajada de España en La Paz fueron a la residencia de la embajadora de México, acompañados de personas «encapuchadas» que intentaban ingresar de forma «clandestina».
Pero tanto en la política como en la diplomacia muchas veces se apela a la necesidad de considerar la dinámica de los hechos con pragmatismo, y al parecer esa ruta primó entre las cancillerías de los dos países, que acordaron superar el incidente. La ministra de relaciones Exteriores española, Arancha González Laya, y la canciller de Bolivia, Karen Longaric, acordaron dejar atrás los impases y avanzar la normalización de las relaciones que quedaron paralizadas. El acuerdo surgió en una reunión que mantuvieron en Montevideo, donde coincidieron en el acto de posesión de Luis Lacalle Pou como nuevo presidente de Uruguay. Ambas cancillerías informaron simultáneamente su voluntad de gestionar la normalización de las relaciones.
Sin duda el camino para superar las controversias y especialmente las animosidades que surgen de visiones políticas opuestas, solamente es posible con la comprensión de la necesidad de un respeto mutuo. Esta debe ser una política de Estado que no sucumba ante las cuestiones momentáneas que los políticos suelen activar. Ojala pronto se logren mejorar las relaciones con Estados Unidos y Brasil, y también se logre superar las distancias que se abrieron con México y Argentina, ya que los intereses de los países y de los pueblos, están por encima de la coyuntura política actual, de manera que prevalezca la necesidad de mantener buena relaciones, como una de las vías para la complementación de los intereses y necesidades de los pueblos, y la búsqueda de la forma conjunta de alcanzar objetivos concretos de desarrollo y bienestar; consolidar la paz y la armonía, y lograr el aprovechamiento oportuno de cooperación, transferencia de tecnología, intercambio comercial etc.
Bolivia debe buscar el mejor relacionamiento internacional, pero especialmente tiene que lograr una complementación efectiva de objetivos e intereses con los países vecinos.