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viernes, mayo 3, 2024
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Cambio climático cruel

Los cambios climáticos van más a prisa de lo estimado por los científicos y sus consecuencias serán catastróficas para todo el planeta si se mantiene la actual inercia. En Bolivia la depredación continúa pese a que los efectos pueden observarse. Ya el año pasado el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, advertía que el desajuste climático avanza más rápido de lo previsto, y reclamó una acción urgente para evitar una «catástrofe». «El mundo enfrenta una grave urgencia climática», señaló Guterres. «El desajuste climático está ocurriendo ahora […] Avanza incluso más rápido de lo que preveían los mejores científicos mundiales» y «supera nuestros esfuerzos para luchar en su contra», afirmó el jefe de la ONU. Se trata de una situación que continuará empeorando a menos que «actuemos ahora con ambición y urgencia», añadió.

La Base de Datos de Emisiones Internas de la Comisión Europea para la Investigación Atmosférica Global (EDGAR, por su sigla en inglés), que se encarga de estimar las emisiones de gases de efecto invernadero antropogénicas país por país, muestra que Bolivia es el quinto país de la región sudamericana en emisiones de gases de efecto invernadero en relación al PIB por quema de combustibles fósiles. La relación entre emisiones por cada unidad de PIB en Bolivia es de 0,27. Se sitúa sólo por debajo de Trinidad y Tobago (0,96), Venezuela (0,42), Guyana (0,31) y Surinam (0,29). Argentina es que sigue a Bolivia de más cerca (0,25). El país con menor relación de emisiones por cada unidad de PIB es Uruguay, con 0,10.

Lamentablemente, las normas para proteger la naturaleza se incumplen en nuestro país, por falta de medios en algúnos casos concretos, pero además por una escasa voluntad política y un equivocado proyecto de explotación de los recursos naturales. Los chaqueos, la minería, el descontrol del parque automotor, y el avance hacia las zonas protegidas son hechos que están afectando seriamente el balance ecológico. Bolivia, si cumpliese las normas legales existentes de respeto a los derechos de la madre tierra contribuiría efectivamente a evitar que el cambio climático se radicalice en el país.
Los ejemplos de los efectos de esta situación son muchos con cambios bruscos del clima en lugares donde en el pasado las estaciones eran bien marcadas. En nuestro país este invierno no es más ni menos frío que otros años, pero tiene muestras contundentes del cambio climático. Durante esta semana siete regiones del país se han visto afectadas por fuertes nevadas, lluvias y frío. No es extraño que el invierno sea crudo en La Paz, Oruro y Potosí, pero Cochabamba, Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz también sufren temperaturas bajas extremas. Se ha interrumpido el tráfico en varias rutas. Asimismo, el temporal obligó a las autoridades de Educación a suspender clases y decretar tolerancia en varios distritos.

En Tarija, que se caracteriza por su clima templado, la gente fue sorprendida con una nevada que se produjo después de unos 45 años. La insólita nevada afectó a la región alta de esa ciudad. Las avenidas y calles de esa capital amanecieron cubiertas de nieve, neblina y con una sensación térmica de un grado centígrado. En Mapiri, zona de clima cálido, en el departamento de La Paz, la caída de granizos «gigantes» causó alarma a los pobladores. En otras regiones, los vientos fueron más fuertes de lo normal. En el Lago Titicaca vientos de hasta 80 kilómetros por hora provocaron fuertes oleadas. Los pronósticos dicen que continuara el frío este fin de semana con posibles nevadas en el altiplano centro y sur, lo que sería los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. En el oriente seguirá el frente frío con humedad y viento.

Lamentablemente los gobiernos tardan demasiado en comprender la magnitud del problema y no alcanzan a ver que los efectos del cambio climático están presentes, y no solamente amenazan con ser generalizados, sino también catastróficos. Todos sufriremos sus consecuencias en mayor o menor medida, y entre sus efectos que ya se observan están las olas de calor, tormentas, sequía, especies de plantas y animales en riesgo de extinción, aparición de enfermedades, destrucción de ecosistemas, inundaciones, entre otros problemas.

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