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viernes, abril 26, 2024
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Creciente poder del narcotráfico

Como todos los años, el Departamento de Estado norteamericano presentó a su Congreso el Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, que nuevamente ubica a Bolivia entre los principales países productores de cocaína y de tráfico de drogas en el mundo. El gobierno boliviano, a su vez, vuelve a descalificar esos informes que los considera que no se apegan a la realidad. Empero, no se puede negar que el narcotráfico se empodera en todo el planeta, el consumo de drogas aumenta y los esfuerzos globales por frenar esta lacra no logran sus objetivos.

Recordemos que los países miembros de la ONU han reconocido «con preocupación» que los mercados de las drogas están creciendo y diversificándose, y que los cultivos ilícitos, así como la producción de narcóticos están en sus «máximos históricos». En una reunión realizada en Viena el mes pasado, convocada para ministros y otros altos funcionarios se aprobó una declaración que promueve «una sociedad libre del abuso de drogas», y en los debates se reconoció que hasta el momento está fracasando la lucha contra el narcotráfico, por lo que es necesario afrontar los nuevos escenarios en forma decidida.

El documento aprobado considera que los nuevos desafíos deben afrontarse respetando las convenciones y los tratados vigentes, que son lo suficientemente flexibles para adoptar nuevas políticas. Esta declaración se adoptó por unanimidad por la Comisión de Narcóticos de la ONU -órgano decisorio sobre temas de drogas-, y marca los objetivos para la próxima década, enmarcados en el reconocimiento de que lo hecho hasta ahora no ha logrado sus objetivos.

Lo que debe preocupar no son los informes, ya sea de Naciones Unidas, que también señala que aumentaron los cultivos de coca ilegal, ni lo que piense EE.UU. u otros países, sino ver la propia realidad objetivamente a la luz de hechos. El gobierno autorizó el incremento de los cultivos de coca, y se ha evidenciado que no toda la coca producida pasa por los controles. Precisamente, una de las observaciones internacionales que coinciden, señalan que no existen datos que respalden la posición del Gobierno para incrementar los cultivos legales del arbusto.

Un hecho que debe ser considerado es que esta vez el informe norteamericano se basa en datos de naciones Unidas. «Bolivia continúa siendo la tercera mayor fuente de coca y cocaína en el mundo, y un importante país de tránsito para la cocaína peruana. Por segunda vez desde 2010, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc) estima que el cultivo de coca está aumentando», dice el informe que fue presentado al Congreso norteamericano. Según la estimación realizada por la Unión Europea, hay un excedente del 38 % de coca que no es utilizada con fines tradicionales.

«El informe de EEUU es contradictorio, ellos dicen que Bolivia ha avanzado en reducción de cultivos de coca, dicen que el país que menos potencial de producción de cocaína tiene, a la luz de sus resultados en materia de reducción de cultivos, es Bolivia frente a Colombia y Perú», señaló el ministro de Gobierno, Carlos Romero.

Diferentes informes y evaluaciones efectuados en la última década señalan que las causas del incremento del narcotráfico tienen orígenes comunes que son de índole jurídica, de motivaciones económicas; por el contexto socioeconómico o por políticas públicas deficitarias, inexistentes o precarias. Desde luego que en cada país las condiciones y el contexto particular hacen que se acomode a las circunstancias.

Para muchos investigadores, el narcotráfico se constituye como la actividad más lucrativa de todas ya que es una de las pocas áreas que deja ganancias millonarias en la mayoría de los casos. Diferentes publicaciones y estudios que analizan este fenómeno coinciden en que la política, el narcotráfico y poder ya convergen en objetivos, y esto explica la contaminación institucional que hace posible la impunidad. Por ello, los gobiernos tienen un deber ético y un compromiso internacional para frenar esta lacra. El negocio del narcotráfico es de tal magnitud, que solamente se equipara con el negocio de las armas.

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