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domingo, abril 28, 2024
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El voto indeciso

Las dudas del ciudadano en el proceso electoral se acentúan mientras los políticos de las diferentes corrientes se esfuerzan en buscar apoyo, unos mediante millonarias campañas de propaganda y ofertas de todo tipo, otros en los medios y apelando a las redes sociales como principal instrumento para llegar al electorado. Esa desconfianza que siente la gente tiene diverso origen, pero fundamentalmente tiene asidero en las acciones poco transparentes que nacen del Órgano Electoral, manejado discrecionalmente.

Pero sin duda también hay gente que duda porque sí. Ya sea porque desconfía de todo al haber pasado experiencias negativas, o ha tenido vivencias críticas en el accionar de la política criolla, que a lo largo de la historia nos ha mostrado que es capaz de cualquier extremo, desde «cruzar ríos de sangre», anular ánforas completas con votos que podrían perjudicar a sus intereses, -como en el caso de la «banda de los cuatro»-, y también olvidar ofensas, injurias y confrontaciones cuando se trata de recibir prebendas. La traición, los abundantes ejemplos de tránsfugas, o el paso de un parlamentario a la bancada opuesta en circunstancias especiales, ya parecen pecados veniales. Probablemente esos hechos influyen al tomar decisiones políticas, como en las elecciones.

Es posible que una de las principales causas para que haya tantos indecisos y personas que piensan votar en blanco o nulo, sea la desconfianza. De acuerdo con encuestas, los indecisos, es decir aquellos que son catalogados en la columna «no sabe o no responde», están en un 15%. Si a ello se suma la cantidad de votos en blanco y nulos de las últimas tres elecciones -excepto las judiciales donde ganó abrumadoramente la abstención y el rechazo-, pareciera que los indecisos son los que van a influir en el resultado electoral. Primero porque su inclinación será decisiva ya que, de acuerdo a algunas investigaciones sociales, a último momento los indecisos se pronuncian y responden a varios factores y estímulos.

Los análisis sociales consideran que se trata de gente que cuida su voto y no quiere precipitarse. Es gente celosa del respeto a la ley, a la ética y a principios; desconfía de los que prometen y no cumplen; son personas que no conocen la situación por ser muy jóvenes o haber estado alejados del escenario político. Son exigentes y no encuentran respuestas a sus expectativas. También figuran personas bien acomodadas, despreocupadas y poco solidarias. Se incluye en este grupo también a personas que se sienten presionadas. Un alto porcentaje, son personas que desconfían. Pero la columna vertebral para que el ciudadano crea, confíe está en el respeto a las normas y a la institucionalidad. Los miembros del Órgano Electoral Plurinacional (OLP), hasta ahora han actuado de una manera poco transparente. Para que el ciudadano deje de dudar, los miembros del Tribunal Electoral y todos quienes prestan servicios en el OLP, deben respetar la Constitución Política del Estado y el ordenamiento legal, como base de actuación.

Ya anteriormente señalamos que entre las normas que debe cumplir el TSE figura la Ley 026 del Régimen Electoral, que en el inciso f) señala que está prohibida la propaganda electoral, tanto en actos públicos de campaña como a través de medios de comunicación, que implique el ofrecimiento de dinero o prebenda de cualquier naturaleza. En el inciso k), señala que está igualmente prohibida la propaganda que «utilice imágenes de la entrega de obras públicas, bienes, servicios, programas o proyectos». El artículo 126, esa ley señala que «los servidores públicos de cualquier jerarquía están prohibidos de utilizar bienes, recursos y servicios de instituciones públicas en propaganda electoral, tanto en actos públicos de campaña como a través de mensajes pagados en medios de comunicación masivos o interactivos».

La misma norma señala también que «cuando se verifique la violación de alguna de estas prohibiciones, el Tribunal Electoral competente remitirá antecedentes a la Contraloría General del Estado para la determinación de las responsabilidades que correspondan». Volvemos a preguntar, ¿estarán cumpliendo estas normas los vocales del Tribunal Supremo Electoral? La certidumbre que las autoridades generan en la ciudadanía mediante sus actos, da credibilidad a las instituciones y en este momento la confianza en el proceso electoral ha sido menguada, en detrimento de la seguridad, garantía, y eficiencia que el ciudadano espera de quienes deben administrar su voto, que en última instancia, representa la voluntad ciudadana.

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