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viernes, abril 26, 2024
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La medalla presidencial

Dio la vuelta al mundo la noticia del robo de la medalla presidencial de Bolivia, una joya que la Asamblea Nacional en 1825 mandó a hacer como testimonio del reconocimiento al libertador Simón Bolívar, por haber hecho posible la creación del nuevo país, con el nombre de República de Bolívar, sobre lo que hasta entonces se denominaba como Alto Perú. Las circunstancias en las que fue robada, dejada en un vehículo frente a un local nada recomendable, merecieron el repudio generalizado.

Felizmente, los autores del hurto al parecer se arrepintieron y devolvieron anónimamente la joya y la banda presidencial. Un amplio operativo policial se había tendido para intentar capturar a los autores del robo y recuperar la joya, que había sido sacada de bóvedas del Banco Central de Bolivia, para ser enviada a Cochabamba, para que el presidente Evo Morales las luzca durante la Parada militar.

De acuerdo a versiones difundidas por varios medios de comunicación, una llamada anónima a un canal de televisión reveló el paradero de la medalla y la banda presidencial. Ambos símbolos habían sido depositados en una bolsa negra que los delincuentes dejaron en el atrio de la iglesia de San Pedro, en La Paz. Los informes dieron cuenta también que el militar responsable de la custodia de las joyas, las había dejado en un automóvil en la zona 12 de Octubre de El Alto, conocida también como la zona rosa de esa urbe.

La medalla presidencial tiene un profundo significado para el país, ya que fue fundida en oro y brillantes en Potosí, como homenaje al Libertador. En el portal de Internet Monedas de Venezuela, se incluye un artículo de Víctor Torrealba, que reseña la historia de la Medalla. Señala que «el Alto Perú al nacer a la vida de Las Naciones Independientes fue bautizado por los Diputados en la Asamblea General de 1825 con el nombre de su Fundador, titulando la República Bolívar, como homenaje y gratitud, al Hombre que le dio existencia».

Explica que la Asamblea quiso también exteriorizar su admiración al Libertador con la ofrenda de un objeto material que simbolizara sus sentimientos, y acordó por el artículo 8° de un Decreto, que «el Mariscal de Ayacucho le presentara una medalla de oro tachonada de brillantes, en cuyo anverso figurara el cerro de Potosí y al Libertador colocado, al término de una escala formada de fusiles, espadas, cañones y banderas en actitud de fijar, sobre la cima de dicho cerro, el gorro de la Libertad, y en el reverso entre una guirnalda de olivo y laurel, la siguiente inscripción: La República Bolívar agradecida al Héroe cuyo nombre lleva».

Bolívar respondió con una carta de agradecimiento a Sucre y a la Asamblea, que el periódico boliviano El Cóndor publicó en 1826. Torrealba señala que «Entre otras consideraciones de gratitud, Bolívar asegura que en señal de profundo reconocimiento a Bolivia conservará las joyas toda su vida y que a su muerte, devolverá el presente al Cuerpo Legislativo. Cuando el Libertador comprendió que pronto moriría, escribió su Testamento el 10 de Diciembre de 1830, sin olvidar su promesa de devolver a Bolivia la Medalla que la Asamblea General le había consagrado.

Años después, el presidente José Miguel de Velasco, mediante decreto instauró la medalla como símbolo presidencial. Desde entonces, la mayoría de los presidentes han lucido la joya que, de acuerdo a la versión de Torrealba, el año 1926, debido a múltiples rumores sobre el hurto de la medalla, se hizo un proceso de certificación de la joya, estableciéndose que «Se habían sustituido, por piedras falsas, 24 diamantes sudafricanos que estaban incrustados en la medalla original; partes de la cadena de oro, originalmente de 22 quilates, fueron reemplazadas por otras de fantasía y oro de menor ley. Pero lo peor fue que en el corazón de la Medalla del Libertador, que era el óvalo de oro, en cuyo reverso iba grabada la grandiosa leyenda, fue arrancado de la montura de brillantes, y sustituido por otro.

«Las partes originales de la Medalla nunca se encontraron y el Gobierno Boliviano decidió hacer una réplica del Centro de la Medalla con el reverso original y sustituir la falsificación con una réplica, para que por lo menos se pareciera a la Medalla que se le regalo a nuestro Libertador», según el autor.

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