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viernes, abril 26, 2024
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Las reservas de gas y petróleo

La incertidumbre sobre el futuro de los hidrocarburos en Bolivia requiere de responsabilidad del gobierno para saber con precisión la situación real de las reservas y de esta manera tener la certeza de los volúmenes de gas y condensados para poder definir programas y proyectos, y en su defecto, adoptar las previsiones necesarias. Periódicamente surgen informaciones preocupantes sobre la merma de los reservorios, mientras las autoridades se muestran optimistas con lo que hay, y anuncian programas para atraer capitales, situación que se anuncia desde hace varios años sin que se haya logrado interesar a los potenciales inversores. Ni las transnacionales que operan actualmente en el país se interesaron en buscar nuevos campos de gas y petróleo. El último estudio de certificación de reservas data de 2018, y estableció la existencia 8,95 trillones de pies cúbicos (TCP). Las normas establecen que se deber efectuar anualmente la certificación. Se anunció que para diciembre de este año se tendría un nuevo estudio. Ojalá se cumpla.

Ahora surgió otra información preocupante que puede poner en riesgo los mercados del gas natural. Brasil está negociando con Argentina la construcción de un gasoducto para comprar gas de las reservas de Vaca Muerta. Mientras tanto, el gobierno negoció con algunas empresas brasileñas la exportación de algunos volúmenes de gas, después de haber concluido los contratos de exportación. Los expertos en hidrocarburos consideran que esta situación era previsible debido al agotamiento de los campos de hidrocarburos en Bolivia y la capacidad de producción que cada vez es menor. Las empresas brasileñas optaron por asegurarse el suministro de gas frente a la incertidumbre en la política energética de Bolivia. Petrobras, que en el pasado fue la transnacional que logró los mayores volúmenes de exportación del gas boliviano, está transfiriendo sus activos y alejándose de nuestro país.

El mercado más grande del continente es Brasil, y las certificaciones efectuadas en Argentina garantizan a los brasileños la certeza de poder contar con volúmenes estables. Pero el actual gobierno nacional, como también lo hizo el régimen del MAS durante los últimos 14 años, habla de descubrimiento de campos de hidrocarburos. El último anuncio se hizo a comienzos de 2021 y se dijo que se confirmó el descubrimiento de reservas de gas por 1 trillón de pies cúbicos (un TCF) que podrían comenzar a explotarse a fines de este año. Se trata del reservorio Boicobo Sur–X1, ubicado en el campo Caipipendi del departamento de Chuquisaca. El pozo ha sido perforado por la compañía española Repsol y sus asociados.

En ese momento, el presidente Luis Arce decía que el país contaba con 10,7 TCF de reservas de gas natural, que garantizan el abastecimiento al mercado interno y sus compromisos de exportación a Argentina y Brasil. Pero los informes históricos de producción de gas natural registran un descenso desde 2014, cuando hubo un pico de 63,09 millones de metros cúbicos día (MMmcd) hasta llegar a 45,2 MMmcd en 2019. Lo cierto es que se ha sobreexplotados los campos de hidrocarburos descubiertos antes del año 2000, y desde ese momento solamente se han perforado pozos en los campos tradicionales. No ha habido éxito en los pocos perforados en otros lugares, y tampoco interesados en la exploración de nuevos campos, hecho que significa grandes inversiones y el empleo de nuevas tecnologías que buscan mayor eficiencia. Lamentablemente, la actual legislación nacional desalienta las inversiones, y las amenazas de nacionalizaciones, así como la inseguridad jurídica, y la inestabilidad política y social, hacen que invertir en nuestro país conlleve riesgos que las transnacionales no están dispuestas a correr. A ello se suma la tendencia hacia la energía más amigable con el medioambiente, que se ha convertido en la mayor amenaza para las petroleras.

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