El presidente Luis Arce descartó este miércoles asistir al congreso nacional del Movimiento al Socialismo (MAS), al considerar que las organizaciones sociales que son la base del partido no estarán debidamente representadas en el encuentro que ha profundizado las peleas internas en el oficialismo.
En una rueda de prensa, Arce explicó que las confederaciones de campesinos, campesinas e «interculturales», que son los agricultores migrados a otras regiones, organizaciones consideradas fundadoras del MAS, le manifestaron su preocupación porque les limitaron el número de delegados para el congreso.
«Si ellos están cuestionando un congreso donde ya no tienen representación, está claro que nosotros como Gobierno nacional no podemos asistir a un congreso que tiene esas características», indicó.
«Nosotros respondemos a las organizaciones sociales y las organizaciones sociales no se sienten representadas en el congreso del MAS (…) En esas circunstancias, es muy difícil que podamos asistir a un congreso donde los dueños no van a estar», agregó.
Arce comparó la convocatoria al congreso de este año con la de 2016, cuando las organizaciones sociales «tenían 2.870 delegados», mientras que para el encuentro actual se pidió inscribir a cinco representantes por entidad, por lo que «máximo van a llegar a 130», lo que consideró «alarmante».
A su juicio, hubo un «cambio radical y brusco» en la composición de los participantes en el congreso y esto preocupa a los sindicatos.
«¿Quién decide entonces la historia del MAS? Ya no son las organizaciones sociales, sino que son las (direcciones) departamentales del MAS, que antes tenían 750 representantes y ahora tienen 1.040 representantes», indicó.
El mandatario sostuvo que en 2016 el MAS «era un instrumento político de las organizaciones sociales», mientras que este año su representación «está disminuida al mínimo».
Para Arce, es como que estas entidades «han construido su casa y ahora los han sacado» de allí, por lo que no puede «asistir a una casa donde no van a estar los verdaderos dueños» reconocidos así en el estatuto del MAS.
El presidente consideró que si estas organizaciones respaldan a su Gobierno es porque las autoridades reconocen que son «la base» y las «dueñas» del partido oficialista.
También negó las acusaciones del expresidente Evo Morales (2006-2019) de que el Gobierno tiene un supuesto plan para arrebatarle el liderazgo del MAS y evitar su anunciada candidatura en las elecciones generales de 2025.
«Eso es producto de la imaginación de alguien. Primero que no tenemos tiempo para estar haciendo ese tipo de planes, estamos ocupados en la gestión. Y segundo, nunca lo haríamos, nosotros no somos de ese temple, somos académicos, somos gente que tiene un criterio totalmente diferente de hacer la política», zanjó.
Arce y Morales, que es el máximo líder del MAS, están distanciados en medio de las tensiones internas en el oficialismo que comenzaron a fines de 2021 ante los pedidos del exmandatario de cambiar a algunos ministros que el presidente ha ignorado.
El congreso del MAS, previsto entre el 3 y 5 de octubre en el Trópico de Cochabamba, el bastión político y sindical de Morales, abrió otro frente de división en el oficialismo, ya que los afines a Arce han anunciado que no asistirán, mientras que los seguidores del expresidente defienden la «legalidad» del encuentro.
También causó polémica el reciente anuncio de Morales de que será candidato en 2025, ante lo cual los sectores cercanos a Arce sostuvieron que la candidatura oficialista debe definirse en las primarias el próximo año.