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jueves, abril 25, 2024
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Nadie está por encima de la soberanía de las Leyes

Dr. DAEN. Ronald Torres Armas

Una inquietante tendencia autodestructiva del Presidente, de probada incontinencia verbal, ha configurado un escenario político social nacional alarmante.

De hecho, su reacción, frente a la paralización general del país, huele a desesperación, sabe lo que quiere, pero no cómo volver aferrarse al poder.

Su obstinación de ser reelegido a cualquier precio está llevando a los bolivianos a un grave enfrentamiento. Acostumbrado a expresar adjetivos contra los opositores, esta vez parece que se «disparó en el pie izquierdo», la reacción, sobre todo de la juventud boliviana, es demoledora, letal para el Gobierno.

El dignatario en lugar de reflexionar intenta recuperar la iniciativa amenazando hacer «cercar a las capitales de departamentos para cortar el ingreso de alimentos». Su apoyo es minoritario y esporádico, ha perdido credibilidad y confianza pública.

Catorce años en el poder y de recursos públicos -para alzarse después del referéndum del 21 F contra el Estado, al que debía su poder y lealtad-, desgasta y ocasionó que en su gobierno se haya hecho un manejo espurio de la Ley, se viole la Constitución Política, se inculque el odio y fraccionamiento de las instituciones.

La administración de la cosa pública, del Estado, debe llevarse a cabo sometiéndose a la legalidad y al Estado de Derecho, como pilares inmutables sobre los que se asienta la convivencia pacífica de los ciudadanos.

No comprendió que un proyecto colectivo sólo se puede construir desde la cohesión, la inclusión, el respeto por el otro, buscando una base social amplia que se identifique con una propuesta compartida. La aceptación del pluralismo, de la diversidad, son las bases del vivir en democracia. Su relato está agotado. Sus agentes furtivos que utilizan la demagogia y ahora la dinamita para aterrorizar, solo siembran discordia, profundizan los resentimientos y generan la rebelión general.

Hoy, la calle es el escenario de la respuesta plural al autoritarismo. Es el único lugar donde se recupera la soberanía popular vulnerada, los bolivianos amantes de la libertad, de preservar el sistema democrático, están en las calles al que deben plegarse todos los que quieren construir una Bolivia libre, soberana, independiente de injerencia foránea.

El derecho de manifestación es un camino sin retorno. Nadie está por encima de la soberanía de las leyes y menos del soberano mandante.

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