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viernes, mayo 3, 2024
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Prevención de incendios forestales y salud pública

El riesgo de afectar la salud de la población se agrava con la contaminación ambiental principalmente por los chaqueos e incendios forestales que dejan a las principales ciudades cubiertas de humo, a lo que se suma la sexta ola de coronavirus que avanza por las imprevisiones. El Ministerio de Salud confirmó la presencia de la mutación BQ. Esta enfermedad, que la OMS la considera endémica, registra otra escalada en el país con 531 casos en una semana. Esto supone una subida del 53% respecto a la semana anterior y marca la tercera semana con aumento de casos.

La subvariante BQ, conocida como «perro del infierno», ha sido registrada en La Paz y Santa Cruz, según el ministro de Salud, Jeyson Auza, quien confirmó que se registraron casos de las variantes BQ1 y BQ1.1. Estas subvariantes tienen un alto nivel de transmisibilidad lo que llevó a algunos investigadores a asegurar que son hasta un 30% más contagiosas. Las autoridades de salud recomendaron volver a las medidas de previsión. Existe riesgo de que la sexta ola se expanda por lo que mucho dependerá de la población que vuelva a aplicar las recomendaciones básicas de usar barbijo, especialmente en el transporte público y los lugares cerrados y de mucha concurrencia.

Lamentablemente, la contaminación ambiental en algunas ciudades puede agravar la situación. La ciudad de La Paz fue cubierta por el humo de los chaqueos en el norte del departamento. En todo el país se registraron 3.447 focos de calor, de los cuales hay 2.566 en Santa Cruz y en el Departamento de Beni 200. En La Paz se establecieron cerca de 300 puntos de fuego. La humareda que afecta a la ciudad de La Paz es producto de los chaqueos en el norte del departamento y especialmente en Los Yungas. En La Asunta, en el norte de La Paz, se registró un incendio que arrasó unas 50 hectáreas. Producto de estas situaciones se incrementan los casos de enfermedades respiratorias y de la vista, los médicos consideran que es posible que compliquen el proceso de los casos de coronavirus.

La ONU advierte que el cambio climático y los bruscos patrones del uso de la tierra significa que en las próximas décadas habrá más incendios forestales con un incremento estimado de un 30% para el año 2050 y más del 50% para finales de siglo, según un informe de Naciones Unidas 2022. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el grupo de comunicación medioambiental GRID-Arendal, prevén que las llamas repentinas causarán problemas que los gobiernos no están preparados para afrontar como picos de contaminación por humo insalubre. La polución atmosférica conlleva problemas de salud, principalmente para el sistema respiratorio. El tamaño y la capacidad de destrucción de los incendios forestales –ya sean provocados a propósito, de manera accidental o por fenómenos naturales– depende en gran medida de tres factores: las condiciones meteorológicas, la cantidad de combustible disponible para quemar y el lugar donde se produce el incendio.

El PNUMA también describe un «ciclo de empeoramiento» el cual se repite sin fin: las consecuencias del avanzado cambio climático traen consigo más sequía y el aumento de temperaturas, que a su vez facilitan el inicio y la propagación de los incendios; las grandes llamaradas y columnas de humo se encargan de liberar carbono a la atmósfera, que termina contribuyendo al implacable cambio climático. «El calentamiento del planeta está convirtiendo los paisajes en polvorines, mientras que un tiempo más extremo significa vientos más fuertes, calientes y secos para avivar las llamas», advierte el informe. Para los investigadores de la ONU, algunos países siguen dedicando demasiado tiempo y dinero en la lucha contra los incendios y no lo suficiente en su prevención.

«En muchas regiones del mundo, la mayoría de los recursos se destinan a la respuesta, se centran en el corto plazo», dijo Paulo Fernandes, autor del informe del PNUMA y científico de incendios de la Universidad de Trásos-Montes y Alto Douro en Portugal. Según el informe, sólo en Estados Unidos la carga económica de los incendios forestales asciende a 347.000 millones de dólares anuales, que se traduce en dinero para los daños y pérdidas que causaron las llamas, hasta el costoso soporte de toda la red de bomberos que responde a las emergencias. El PNUMA, en su informe 2022, exhorta a los gobiernos a replantear el gasto en incendios forestales, recomendando que destinen el 45% de su presupuesto a la prevención y preparación, el 34% a la lucha contra los incendios y el 20% a la recuperación.

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