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viernes, mayo 10, 2024
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Prioridad para medidas de prevención

La necesidad de adoptar medidas preventivas frente a eventualidades es cada vez una prioridad y urgente necesidad. Recordemos que, a comienzos de la presente gestión, cuando las lluvias afectaron al país, ya se había pronosticado que habría sequía este año. Sin embargo, las autoridades nada hicieron para preparar a la población y auxiliar al agro, y como siempre ocurre, ahora se improvisan medidas de asistencia para los miles de damnificados. Los organismos internacionales alertaron oportunamente sobre los alcances del cambio climático, de los efectos del fenómeno del niño y de la acentuación de situaciones climáticas extremas. La única manera de hacer frente a estas eventualidades es mediante estrictas medidas de previsión. En las últimas semanas, la naturaleza ha vuelto a emitir sus mensajes de alerta, esta vez sorprendiendo con récords de altas temperaturas.

Las mediciones del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) anotan datos preocupantes. En los primeros días de octubre se han batido récords de altas temperaturas. Los datos señalan que el día más caluroso en el municipio de El Alto fue el 6 de octubre. Ese día, el termómetro marcó los 22,1 grados. En tanto que, en el centro de La Paz, la máxima fue el domingo 8, con 28,9 grados. Desde el 1 de octubre y hasta el 8, los municipios de Camiri, Villamontes, Yacuiba, Cobija, Santa Ana, San Matías, San José, Roboré y Puerto Suárez llegaron a superar los 40 grados centígrados. Llamativamente, regiones que suelen ser frías también llegaron a extremos, como es el caso de los municipios de Potosí y Uyuni que pasaron de los 20 grados. Lo propio en Oruro, donde incluso se superaron los 25 grados. «Casi en todo el territorio nacional se han tenido nuevos récords en este mes de octubre… Tenemos que empezar con un nuevo punto cero», explicó el director del Senamhi, Hugo Mamani.

Pero recordemos que cíclicamente, entre noviembre y febrero, las lluvias ocasionan graves inundaciones, desbordes de los ríos, derrumbes, mazmorras y otras causas que casi siempre derivan en estragos entre las familias más humildes, además de afectar a la agricultura y la ganadería. En muchas oportunidades, tanto mediante foros internos, o atendiendo recomendaciones de organismos internacionales se habló de la necesidad de anticiparse a los hechos, y adoptar una serie de medidas para estar preparados frente a una eventualidad. Se ha coincidido en que es necesario crear en el gobierno central, los gobiernos departamentales y municipales, así como en la población en general, la conciencia de la necesidad de un sistema de predicción y previsión de desastres naturales. Es imprescindible desarrollar estrategias a corto plazo, a mediano plazo y a largo plazo.

La prevención pasa no solo por preocuparse por la próxima época de lluvias o por eventual escasez de agua, sino por contar con normas legales y medios para enfrentar una emergencia, y tener la reglamentación del uso del suelo, especialmente en áreas ya habitadas o que pudieran serlo. La protección de las áreas ya ocupadas en zonas de alto riesgo mediante medidas estructurales y no estructurales. Dar apoyo a las decisiones tomadas por los entes encargados de prever las eventualidades y estar atentos cuando llegue un acontecimiento de estos para evitar tragedias.

La mayoría de los desastres están directamente relacionados con la acción humana. Por un lado, está el cambio climático, por otro, la falta de previsión, la ocupación de zonas de riesgo o el deterioro del entorno natural por las alteraciones del terreno. Estos suelen ser los máximos responsables de los daños materiales y de las tragedias humanas que se producen después.

En nuestro país históricamente se han producido lamentables tragedias en diferentes regiones, por la falta de previsión ya que en las épocas de lluvias se sabe que hay regiones sensibles que sufren inundaciones, como en el Beni, el Chapare y otras zonas. Lamentablemente, pese a su recurrencia, la reacción frente a una calamidad casi siempre es tardía.

La preocupación frente a los desastres climáticos es global. La Organización de Naciones Unidas (ONU) está impulsando un Plan de Acción de la Iniciativa «Alertas Tempranas para Todos», que debería desarrollarse entre el 2023 y el 2027, y cuyas inversiones iniciales ascienden a unos 3.100 millones de dólares. Ojalá Bolivia se integre al programa lo antes posible. El plan busca que todos los ciudadanos del planeta estén protegidos por este sistema ante futuros desastres.

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