La política boliviana es complicada. Los ciudadanos se sorprenden que el TSE haya obedecido una instructiva del expresidente refugiado en Argentina, poniéndose a su orden y «negociar» fecha de elecciones, lo cual es un agravio a dicho Órgano que se suponía era «independiente» de otros Órganos, y un gravísimo insulto a la inteligencia del pueblo, por lo que todas las organizaciones o «tiendas» políticas deben censurar ese actuar antidemocrático que demuestra el sometimiento a los dictados de un exgobernante denunciado por la OEA de haber cometido fraude electoral.
Las actitudes volubles de los partidos políticos y del TSE ponen en peligro el sistema democrático.
En principio el órgano electoral estuvo indeciso en sus determinaciones e inseguro de hacer respetar las prerrogativas que la Constitución Política del Estado le confiere, como poder del Estado. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) desconoció su atribución de fijar la fecha de las elecciones. Pero sorpresivamente, este organismo anunció que las elecciones se realizarán el 6 de septiembre y que no hay lugar a otra modificación de la fecha, después de haber consensuado con el jefe de campaña del MAS. ¡Que ironía, que falta de respeto a la institucionalidad democrática!
No pasaron todavía los efectos del fraude electoral del 20 de octubre, la esperanza de nuevas elecciones imparciales y en igualdad de condiciones se va diluyendo por un escenario adverso para un proceso electoral, en que el miedo a la pandemia obliga a las personas a recluirse, mientras la irracionalidad política partidista volvió a generar incertidumbre, se confirma que alguna gente se pone mascarilla solo para evitar la multa y no por temor al coronavirus. ¿Cuánta gente infectada habrá en septiembre? ¿Se les permitirá votar en los hospitales o en sus domicilios? ¿Cómo se reemplazará a los jurados enfermos? ¿Qué pasará con los delegados? ¿Por qué se intenta excluir a los jóvenes que a la fecha de elecciones cumplirán 18 años?
El TSE nos podría llevar al enfrentamiento entre bolivianos porque la balanza de equilibrio esta inclinado al MAS.
En grave situación política se encuentra al país, y además, inmerso en crisis económica de recesión; una polarización que enfrenta a las fuerzas políticas entre sí, y con un gobierno debilitado por su condición transitoria, trabado por una Asamblea Legislativa ilegal y políticamente comprometida con el MAS, y para colmo de males, con servidores públicos que ignoran las facultades de decisión y entereza. El presidente del TSE, Salvador Romero, que dio por cerrada la fecha de las elecciones para el 6 de septiembre, causó decepción en la mayoría de la población.