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sábado, mayo 4, 2024
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Se avecina una durísima recesión

La economía boliviana tendrá que enfrentar los peores indicadores económicos de los últimos cincuenta años, que se sintetizan en una deuda externa superior a los once mil millones de dólares, permanente baja en las Reservas Internacionales Netas (RIN), disminución del valor de las exportaciones, mayor desempleo y una «recesión profunda» en la presente gestión. El Banco Mundial estima una contracción económica de 5,9%, que dejaría al país, después de muchos años, con un crecimiento negativo, y con déficit en las balanzas comercial y presupuestaria.

De acuerdo a estimaciones de analistas nacionales y previsiones de los organismos internacionales, se viene una complicada situación para el país y ninguna de las fuerzas políticas aporta soluciones. Las causas para esta situación, fundamentalmente son tres: una pesada herencia dejada por el régimen del MAS, que dilapidó los recursos nacionales sin tomar previsiones para el presente y futuro; los efectos de la pandemia de coronavirus que agravan la crisis, y dejan al Estado indefenso frente a los perversos efectos de la nueva era post COVID-19, y la crisis económica global que necesariamente afectará a todos.

El último informe sobre Perspectivas Económicas del Banco Mundial (BM) en su edición de junio de 2020 considera que esta sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita. La economía internacional registrará una caída de 5,2%, y para Bolivia, el BM prevé una contracción de casi el 6%.

En realidad, nuestro país comenzó a reflejar la contracción desde el año 2015, cuando los campos tradicionales de gas natural declinaron su producción debido a una sobre explotación, y la ausencia de exploración para encontrar nuevos yacimientos de hidrocarburos. A partir de ese momento, el régimen del MAS recién se dio cuenta que el gas no era eterno, e improvisó algunas exploraciones sin resultados positivos y sin el interés de las transnacionales, debido a la inseguridad jurídica que desalentó a la iniciativa privada.

Contradictoriamente, decidió autorizar perforar pozos a las empresas contratistas en los campos tradicionales, acelerando el agotamiento de los hidrocarburos. Al mismo tiempo se sufrió otra mala repercusión internacional: la paulatina disminución del precio del petróleo, que sirve de base para fijar la cotización del gas de exportación. El desmedido gasto que efectuó la administración del gobierno de Evo Morales, apeló a las RIN, que de más de 15 mil millones de dólares, las dejó en menos de seis mil millones.

En ese escenario, Bolivia recibe el golpe de gracia con el coronavirus que obliga a paralizar gran parte del sistema de producción y servicios. Naturalmente, las consecuencias son desastrosas y el último informe del BM afirma que Bolivia ingresará en una recesión profunda en la presente gestión, al igual que muchos países de la región, con una contracción de 5,9%. El impacto de las medidas de suspensión de las actividades que se adoptaron para contener al coronavirus, ha precipitado la crisis. Este organismo internacional estima que a nivel global sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita de un 3,6%, situación que empujará a millones de personas a la pobreza extrema este año.

En un país como Bolivia, que es uno de los más pobres de la región, y que apenas pudo disminuir unos puntos en los índices de pobreza, gracias a los altos precio del gas natural desde 2006 hasta 2014, una crisis como la actual puede enviar a miles de ciudadanos a situaciones preocupantes. Sin duda el país está en puertas de una dura prueba que los bolivianos debemos afrontar solidariamente, abandonados de los políticos que hasta ahora no dan la talla, para ser considerados como pensantes. El titular de economía y finanzas Lic. Parada manifestó «el candidato del MAS, Luis Arce Catacora, que como ministro de Economía y Finanzas Públicas, durante el régimen de Morales, generó un hueco de 18 mil millones de bolivianos en el Tesoro General de la Nación (TGN)».

Sería lamentable que la pobreza en el país se profundice con el peso de la acumulación de problemas, privaciones, restricciones, falta de medios para la subsistencia, y especialmente, si el desempleo se expande como prevén los analistas. Lo peor es que a la acumulación de problemas sociales, factores económicos negativos, producción deficiente, y una pandemia, se suma la inestabilidad política con un gobierno de transición que equivocó el camino y se hizo llevar por delante con una avalancha que da la impresión de haber juntado todos los elementos críticos para una «tormenta perfecta», si hacemos una alegoría con un temporal con rayos, truenos, torrencial lluvia, vientos huracanados, y ausencia de ayuda y soluciones.

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