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sábado, abril 27, 2024
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Trece años en el poder

Este 22 de enero se recuerda el día en que Evo Morales asumió la presidencia por primera vez, y también que permanece en el gobierno 13 años, en medio de aciertos y errores. Morales pasará a la historia como el presidente que más tiempo gobernó Bolivia, y seguramente en el futuro se recordarán sus obras, pero también la historia recogerá los desaciertos y sus consecuencias. Es necesario reconocer que en tres elecciones obtuvo más del 50% de los votos, hecho inédito que pone en evidencia que gran parte del país se identificaba con su política.

Estos 13 años han dejado profundas huellas en el país. Evaluar las gestiones de Evo Morales fríamente resulta difícil, debido a algunas actuaciones con un fuerte contenido ideológico. Esto hace que unos apoyen incondicionalmente al gobierno y otros lo repudien.

Evo Morales, fue interpretado como una nueva opción, algo diferente que prometía «cero corrupción» y cambio. El ciudadano independiente, aquel que no toma partido que constituye la mayoría nacional, eligió la nueva opción, con un voto castigo a los partidos tradicionales. En ese momento, la gente decepcionada por ver lo mismo, sin una salida a las constantes crisis económicas y tensiones sociales y políticas, depositó su esperanza en esa nueva posibilidad. Morales en 2005 ganó las elecciones en un ambiente en el que la ciudadanía valoraba a un nuevo político, y en circunstancias en las que la gente se encontraba decepcionada por los partidos tradicionales, la mayoría embarrados en la falsedad ideológica, en la componenda con fines sectarios, en la suplantación de la voluntad popular, en la repartija de espacios de poder y en la acentuación de actos de corrupción.

Y la esperanza se agrandó cuando el país comenzó a obtener grandes ingresos por el gas y los minerales. El Gobierno atribuyó esa realidad a la «nacionalización de los hidrocarburos» y a la acertada gestión económica. Nunca antes las arcas del Tesoro Nacional habían recibido tanto dinero, de manera que se proyectaron obras faraónicas y proyectos con alto contenido social. Probablemente en una encuesta objetiva hasta la oposición reconocería que la actual administración logró una importante reducción de los índices de pobreza, trabajó por lograr la inclusión social haciendo que los campesinos e indígenas tengan una efectiva participación nacional y sean protagonistas de la vida nacional.

La estabilidad económica probablemente sea el mayor signo del gobierno del MAS.

Lamentablemente no todo ha sido positivo. El gobierno de Evo Morales llegó por el voto popular, gracias a un sistema democrático que costó vidas, sangre y sacrificio de miles de bolivianos. Ese proceso democrático que se logró edificar con arduo trabajo permitió el ascenso de Evo Morales al poder, en elecciones limpias en las que se respetó la voluntad ciudadana depositada en las urnas.

Pero el ejercicio del gobierno desgasta, puede hacer perder las perspectivas; envilece, corrompe y hace que los políticos se cieguen ante la idea de dejar el poder. El entorno político más cercano de los gobernantes, los asesores y seguidores incondicionales aprovechan esta debilidad para torcer los hechos y realidades, induciendo a la permanencia en el poder sin medir consecuencias. Son aquellos que tienen mucho que ocultar y que saben que tendrán que rendir cuentas, y en su afán intentan impedir el natural proceso de alternancia en el poder de acuerdo a las normas legales y la voluntad ciudadana.

De pronto Evo Morales, que decía que gobernaría con el pueblo, decidió desconocer la voluntad de las urnas en las que la ciudadanía le dijo que no puede ser candidato nuevamente. Pasó por encima de la Constitución Política del Estado, que prohíbe otra reelección, y acabó con la independencia de poderes. Así los órganos legislativo, judicial y electoral se han convertido en apéndices del Ejecutivo. El balance de la gestión de 13 años no puede ignorar que Morales logró que el campesinado y los indígenas alcancen una nueva dimensión política y social. Se logró rescatar y dar valor al ancestro y las tradiciones, pero tampoco debe ignorarse que pronto se torció esa armonía, cuando los campesinos e indígenas decidieron pensar por su cuenta. Fueron reprimidos como los indígenas del Tipnis, a los cocaleros de los Yungas y campesinos de otras regiones.

Los resultados de las «nacionalizaciones» tendrán clarificación algún día, cuando un análisis imparcial ponga en la balanza los resultados. Ya para nadie es un secreto que los ingentes ingresos que logró el Estado fueron resultado del alza histórica de los precios de las materias primas, del gas, del petróleo y los minerales. Lo que también debe analizarse fríamente son los resultados de las millonarias inversiones efectuadas, muchas veces en proyectos que hasta ahora no rinden frutos de acuerdo a lo esperado. La historia juzgará estos 13 años del gobierno del MAS en los que para unos fue un verdadero éxito y para otros Evo Morales es responsable de haber delegado poder y autoridad más allá de lo prudente.

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