En situaciones en que está en riesgo el colectivo social por contaminación del medio ambiente, por el descuido de servidores públicos llamados a velar por la salud pública e implementar estrategias para impedir presencia de «lixiviados», debe llamar a reflexión a todos lo acontecido con el deslizamiento del relleno sanitario en Alpacoma, que almacena alrededor «de 600 toneladas diarias de basura» proveniente de la ciudad de La Paz y comunidades cercanas al lugar.
Se ha manifestado que no hubo medidas de prevención para mantener sin riesgo a la zona y por ende a los habitantes de la sede de gobierno.
Los desechos tóxicos que, según los habitantes de Alpacoma, están ocasionando nauseas, dolor de estómago, falta de respiración, en niños, mujeres, personas ancianas y que podría contaminar el rio Achocalla o lugares donde se cosecha hortalizas, vegetales, de consumo imprescindibles para equilibrar la salud de las personas, pone en serios aprietos a todos, no solo preocupación, perturbación y molestia contenida contra servidores públicos que no supieron advertir que por el número creciente de habitantes en la sede de gobierno -visto la multiplicación permanente de edificios- era previsible recoger cientos de toneladas de basura y por tanto hacer construir un botadero con todas las seguridades de construcción que pueda albergar papelería, plásticos y toda un gama de desperdicios.
«Si no se gestionan bien los residuos por ejemplo en vertederos no autorizados, los lixiviados que aparezcan acaban filtrándose en el propio suelo acabando en corrientes subterráneas, lagos, ríos o pantanos».
«En la mayoría de los países sobre todo los que más conciencia ambiental tienen se exige que los vertederos y basureros estén equipados para recoger, almacenar y tratar los lixiviados. Por ejemplo, estos vertederos tienen que disponer de capas impermeables a los lados realizadas con material plástico duro y no corrosivo. Tubos de drenaje y sistemas de filtración de escorrentía, son otra opción, aunque más cara para controlar los lixiviados».
Por ello en lugar de embarcarse en dimes y diretes entre empleados municipales, comunarios, funcionarios del ministerio de salud, o de la gobernación, por la premura del tiempo y la presencia en las calles de la ciudad de cientos de focos de infección, corresponde aunar criterios y dar solución a dicha problemática.
Cómo podía infiltrase al subterráneo del «relleno sanitario» «lixiviados» y penetrar varias capas de subsuelo con peligro de contaminar el rio Achocalla y multiplicar sus efectos catastróficos a lugares de cultivo agrícola. ¿Acaso no se construyó piso radial visto que está comprobado que con el trascurrir del tiempo y los fenómenos naturales, lo compacto se convierte en líquido residual, generador de bacterias al medio ambiente? No se podría adquirir a una distancia prudente del «relleno», donde no haya habitantes, un predio, construir hornos, para incinerar productos tóxicos desechables procedentes de hospitales y clínicas, ¿toda vez estar prohibido sean embolsados y echados a contenedores? Se debe dar solución a la problemática de la basura, precautelando la salud y vida de los habitantes de Alpacoma y sus adyacentes y desde luego de los habitantes de la «maravillosa ciudad de La Paz» ,que podría quedar –ante la falta de decisiones positivas- como una ciudad con riesgo de contraer dolencias respiratorias, sobre todo a turistas que arriban a La Paz, en las actuales condiciones, por «respirar olores que provocan nauseas, dolores estomacales» amén de complicaciones.
Soluciones y no demagogia estéril.