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martes, mayo 14, 2024
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Bolivia tiene la inversión extranjera directa más pobre

La inversión extranjera directa aumenta más de un 50% en América Latina. Pese a que los flujos de ese capital bajaron un 12% a nivel global en 2022, las economías latinoamericanas registraron un repunte importante, captando un total de 208 mil millones de dólares, la cifra más alta alcanzada en la historia de la región. Con Brasil a la cabeza, Sudamérica fue la subregión que lideró el alza. Lamentablemente, casi nada de esas gigantescas inversiones llegaron a Bolivia, que según el FMI, la IED en nuestro país fue negativa (-0,1), es la más pobre de la región. Para varias de las instituciones que se ocupan de analizar la situación del país, la causa principal por la que no llegan inversiones importantes es la inseguridad jurídica, además de otros factores poco atractivos que tienen que ver con la legislación nacional, y por su alejamiento de los paradigmas actuales que tienen que ver con las nuevas tecnologías y el medioambiente.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) el crecimiento de la demanda de productos básicos y minerales esenciales en 2022 impulsó un aumento de la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, que llegó a un récord de 208 mil millones de dólares, un 51% más que el año anterior. El Informe sobre las Inversiones en el mundo 2023 de esa dependencia de la ONU, afirma que el incremento contrastó con la tendencia global, que marcó una disminución del 12%, o 1,3 billones de dólares.

Brasil fue el país que captó más flujos de inversión, con un aumento del 70% comparado con el año anterior. El segundo mayor receptor fue México, que con 35.000 millones de dólares registró una subida de 12%. Sudamérica fue la subregión que encabezó el aumento de la inversión extranjera directa con un 73% más que en 2021. La UNCTAD explicó que en el último lustro las agrupaciones económicas regionales atrajeron flujos en consonancia con la tendencia general de América Latina y el Caribe. Los flujos aumentaron hacia los Estados miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (34%, hasta 195.000 millones de dólares), el Mercado Común del Sur (35%, hasta 105.000 millones de dólares) y los Estados miembros de la Comunidad del Caribe (el doble, hasta 6500 millones de dólares). En tanto, esas entradas descendieron un 11% hacia los Estados miembros del Sistema de la Integración Centroamericana, hasta 13.000 millones de dólares. El informe señala que las empresas multinacionales de América Latina y el Caribe tenían el 62% del valor de sus proyectos de inversión en nuevas plantas en la región. El valor de las inversiones anunciadas en nuevas instalaciones aumentó un 57%, destinando la mayoría de los compromisos a las industrias extractivas y automovilísticas.

Como se puede apreciar en el informe de la UNCTAD, se cita sumas astronómicas, más de 200 mil millones de dólares en las inversiones extranjeras directas que mueven la economía de la región, pero a Bolivia no llegan. Las gestiones del gobierno nacional lograron algunas intenciones de inversión en el anhelado proyecto de explotación del litio del salar de Uyuni que comenzó el 2006 con grandes anuncios, y que hasta ajora sigue en proyecto, como la siderurgia del Mutún, y otros proyectos. Las causas por las que no llegan inversiones, evidentemente, tiene que ver con las condiciones políticas que rigen en el país, la inseguridad que existe por un sistema judicial que ya está en sus últimos estertores, y no se hace nada por un verdadero cambio.

Los estudios serios de organismos internacionales, entidades regionales, organizaciones nacionales especializadas como Milenio, Jubileo y otras, coinciden en la necesidad de reponer la seguridad jurídica, y desarrollar una nueva política estratégica nacional sobre los nuevos paradigmas de una nueva era que imponen las nuevas tecnologías, y la realidad planetaria. Hay ya programas para impulsar, por ejemplo, en energías limpias, y esa línea podría ser la alternativa para nuestro país.

Volviendo al informe de la UNCTAD, recuerda que existe la urgencia de que los países en desarrollo deben invertir 1,7 billones de dólares anuales en energías renovables y que, no obstante, esta urgencia, la inversión extranjera directa en el sector llegó apenas a 544.000 millones de dólares en 2022. Por otra parte, subraya la necesidad de aliviar la deuda de los países en desarrollo para que puedan invertir en una transición a la energía limpia y atraer la inversión privada internacional mediante mejores las calificaciones de riesgo de los países. El informe precisó que el déficit de inversión de los países en desarrollo para la transición energética es de 2,2 billones de dólares al año, en tanto que la brecha anual para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es de 2,2 billones de dólares.

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