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viernes, abril 26, 2024
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¿Calidad, o ideología para la educación?

El mundo está encaminado decididamente hacia la educación de excelencia y el aprovechamiento de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías, mientras en Bolivia se retrocede pretendiendo ideologizar la enseñanza. El sistema educativo nacional ha sufrido graves impactos negativos que van en directo perjuicio de la niñez, la juventud y el futuro. A las deficiencias históricas de carencias en equipamiento y tecnología, se suma ahora la secuela de la pandemia que ha dejado una huella profunda en los estudiantes, pese a que también ha abierto una ventana tecnológica que abruptamente llegó para quedarse con las ventajas que ofrece la Internet y su amplitud sobre el acceso al conocimiento.

Son muchas las deficiencias acumuladas, que van desde los insuficientes presupuestos asignados a la educación, hasta el desperdicio del esfuerzo de los maestros, que deben lidiar con imposiciones que van en contra de la vocación docente, para sustituirla por la ideología. Naturalmente que semejante situación, que desperdicia las posibilidades que en la actualidad brinda la tecnología, tiene que chocar con las ansias de progreso, de mejorar la enseñanza, y de alcanzar metas superiores mediante la búsqueda de la excelencia que requiere la comunidad nacional.

Estas aspiraciones son compartidas por casi todo el país, por ello el rechazo a aplicar los contenidos políticos de la «malla curricular». Las numerosas críticas derivaron en el anuncio de los maestros del país a rechazar la aplicación de esa pauta educativa. En tanto, sectores afines al Gobierno advirtieron que saldrán a las calles para defender la currícula que busca aplicar el Ministerio de Educación. La Confederación de Trabajadores de Educación Urbana de Bolivia (Cteub) convocó a la «gran marcha nacional» a las 31 federaciones afiliadas en demanda de «mayor presupuesto para educación, rechazo a la malla curricular impuesta por el Gobierno, ítems de nueva creación, convocatoria a Congreso de la Educación, jubilación con el 100 por ciento».

El magisterio de La Paz anunció el «bloqueo de las mil esquinas» para este miércoles 8 de febrero. La movilización, de acuerdo a informes de prensa, cuenta con el apoyo de los padres de familia y de otros sectores sociales. El argumento principal es el rechazo a los nuevos contenidos y materias en los programas educativos. Dirigentes del magisterio explicaron que la movilización es en defensa de la calidad de la educación.

El dirigente del magisterio José Luis Álvarez, acusó a las autoridades, de «vulgarizar» el proceso enseñanza aprendizaje, y que «en forma caricaturesca describen lo que sería la robótica. Para ellos, la robótica es mover carritos impulsados por la liga, pero la robótica es la fusión más elevada de la física, química y la electrónica», señaló el dirigente. De acuerdo a informes de prensa, los maestros consideran que, para la aplicación de estos nuevos temas, los maestros tienen que ser especializados.

Evidentemente, las secuelas sufridas por los estudiantes merecen una atención objetiva de las autoridades. Recordemos que un informe del Banco Mundial sobre la educación después de la pandemia en Latinoamérica y el Caribe, señala que la «pobreza de aprendizaje», definida como la incapacidad de los niños de leer y comprender un relato simple, podría haber crecido de 51% a 62,5%. Esto podría equivaler a 7,6 millones adicionales de niños y niñas en educación primaria «pobres de aprendizaje» en la región. Según la publicación, es imprescindible actuar de manera urgente a fin de revertir la situación. «Esta es la peor crisis educativa jamás vista en la región y nos preocupa que podría tener consecuencias graves y duraderas para toda una generación, en especial entre los sectores más vulnerables», según Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del BM.

El funcionario exhortó a que los gobiernos actúen «en forma urgente para recuperar el terreno perdido y aprovechar la oportunidad para mejorar los sistemas educativos aprovechando nuevas tecnologías». A futuro, la enorme pérdida de educación, capital humano y productividad se podría traducir en una caída de ingresos agregados a nivel regional de 1,7 billones de dólares, cerca al 10% del cálculo base. A estos impactos negativos se añaden la posibilidad de que las deserciones escolares se incrementen por lo menos en 15% debido a la pandemia y, también, a la interrupción de servicios que muchos niños recibían en las escuelas, como los programas de alimentación escolar, que beneficiaban a 10 millones de estudiantes en la región.

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