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viernes, abril 26, 2024
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Coronavirus: Interesante investigación de la UMSA

Un trabajo de investigación de la UMSA da pautas sobre algunas líneas alternativas para combatir el coronavirus, que tienen respaldo científico.

El estudio analiza las variables de la radiación ultravioleta, el tipo de sangre y edad de la gente, que pueden definir la mayor o menor incidencia de la pandemia. El equipo de investigación, liderado por el químico Justo Zapata Quiroz, doctor PHD, llega a interesantes conclusiones que pueden orientar las estrategias para controlar el avance de COVID-19, y lograría un mejor aprovechamiento de los recursos y esfuerzos en esta lucha que tanto dolor y luto está ocasionando en el país y en el mundo.

El estudio analiza las tendencias que siguieron las tres variables y señala que «las zonas del planeta donde más ha afectado el coronavirus tienen tres características: menos cantidad de luz solar, menor proporción de individuos con sangre «O», o «universal», y un alto índice de población adulto mayor. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cada 100 muertos en el mundo, uno se produce en África, cero en Oceanía y cuatro en Sudamérica. O sea, 5, de cada 100 muertos, se registran en el hemisferio sur. Mientras tanto, 95 suman en el hemisferio norte.

Zapata y su grupo de investigadores observaron que esta tendencia se ha mantenido desde marzo. En el estudio se está trabajando con la cifra de muertos porque, por el problema de las pruebas, la cifra de positivos resulta poco fiable. «La primera constatación es que cuando cursa el invierno en el hemisferio norte el escenario es el peor –explica Zapata–. Si vamos a Sudamérica, y vemos los países del sur, entre Paraguay, Uruguay y Bolivia, sumamos el 1 por ciento de los muertos en el subcontinente. Y si vamos a la propia Bolivia, los departamentos del sur, es decir, Tarija, Potosí y Chuquisaca, registran el 3 por ciento de los muertos. Mientras tanto, Beni, Pando y Santa Cruz tienen el 59 por ciento de las muertes. Acá vemos que además influye el tema de la altura, lo que tiene también que ver con el factor que primeramente advertimos: el sol».

El investigador, Rafael Sagarnaga, anota que las observaciones del estudio de la UMSA coinciden con las de William Bryan, asesor sobre ciencia y tecnología del Departamento de Seguridad Nacional, quien reveló, hace dos semanas, un estudio sobre la importancia del sol en la eliminación del virus. «Nuestra observación más sorprendente hasta la fecha es el poderoso efecto que la luz solar parece tener sobre la muerte del virus, tanto en la superficie como en el aire –dijo Bryan–. La temperatura y la humedad también afectan en cuanto tiempo sobrevive el virus. En suma, el virus se destruye más rápido en presencia directa de la luz solar». La investigación del equipo de Zapata señala que la recuperación de pacientes sería diferente si se realizara con exposición al sol. «Los virus tendrían el peor escenario para multiplicarse. Necesitamos una cuarentena al sol, en espacios abiertos, y con el menor uso de barbijo posible, obviamente con todas las precauciones del caso», señala Zapata.

La explicación que encuentran los científicos sobre el impacto solar radica en la intensidad de la radiación ultravioleta del tipo B, que destruye al coronavirus. A la ventaja solar se suma una segunda que, en investigaciones coincidentes, establecieron científicos de Francia, EEUU y China: es altamente probable que la Covid-19 afecte más a personas que tienen el tipo de sangre «A» mientras que su efecto es mucho menor en quienes tienen la sangre «O». Y en Bolivia, como en América Latina, es decir, de México hacia el sur, entre el 90 y 95 por ciento de la población tiene sangre tipo «O». Mientras tanto, en el norte de EEUU y Canadá los porcentajes varían entre el 75 y más del 40 por ciento. Y lo propio pasa en Asia y Europa, sobre todo en la región comprendida entre Francia, Italia y España. Los científicos aún no han logrado explicarse las razones del fenómeno.

El tercer factor que, paradójicamente, cuenta a favor de los bolivianos y otros países tiene que ver con la edad y la pobreza. «Las condiciones de salubridad, en países pobres como Bolivia, Haití y del África subsahariana, son tan deficientes que las poblaciones están expuestas a todo tipo de bacterias y virus –dice una de las partes de la investigación de los científicos de la UMSA–. Por ello que, los sobrevivientes han desarrollado sistemas de autoinmunidad más eficientes y eficaces que las poblaciones del primer mundo. Por otro lado, considerando que el coronavirus ataca más a los ancianos que a los jóvenes y que la población de los países pobres es más joven que la de los países ricos, es de esperarse que la población de los países pobres, por ser más joven, sea menos susceptible al efecto del coronavirus».

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