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viernes, abril 26, 2024
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El poder ciudadano

El avance en la comprensión de los derechos ciudadanos ha logrado enormes avances en las últimas décadas, aunque todavía en muchos países quedan rémoras que obscurecen la plenitud del reconocimiento de que el Estado se debe al ciudadano, tiene que estar al servicio del pueblo y del respeto a los derechos civiles. Las últimas movilizaciones en nuestro país demuestran que el ciudadano, así como apoya los aciertos está dispuesto señalar los errores y defender sus derechos cuando están en riesgo. Lamentablemente todavía hay países que suprimen los derechos de la gente y utilizan al Estado por encima de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero hay circunstancias en las que la gente se cansa de los atropellos y levanta su voz.

Los regímenes, por más fuerza que pretendan imponer son incapaces de frenar el clamor popular. Las experiencias en Bolivia son muchas y en el mundo hay ejemplos elocuentes. Algunas veces estos movimientos son pasajeros, como la llamada » Primavera Árabe». Recordemos que en Oriente Medio y el Norte de África, gobernados por décadas por regímenes radicales, hubo un estallido sin precedentes de protestas populares y exigencias de reformas. Comenzó en Túnez y, en cuestión de semanas, se extendió a Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. Fueron derrocados líderes autoritarios que ostentaban el poder desde hacía mucho tiempo, como Hosni Mubarak en Egipto y Zin el Abidín Ben Alí en Túnez, y en Libia Muamar al Gadafi que terminó ejecutado. Mucha gente albergaba la esperanza de que esa «Primavera Árabe» instaurara nuevos gobiernos que lograrían reformas y justicia social, pero lamentablemente derivaron en más guerras, violencia y represión. La causa de este desvío fue la ausencia de liderazgos sanos; falta de convicciones para consolidad la unidad, y haber permitido que el populismo se aproveche de la ingenuidad de los más necesitados.

Pero es un hecho que el poder ciudadano ha crecido enormemente y ha logrado avances significativos en el mundo, logrando mejorar las bases del sistema democrático con el reconocimiento de derechos y garantías para la ciudadanía. Por ejemplo, el avance logrado para los ciudadanos europeos tiene su origen en un documento de Recomendaciones elaborado por los representantes de las 4.000 organizaciones no gubernamentales y 22 plataformas de los países de la Unión Europea que constituyeron la Alianza del Año Europeo de la Ciudadanía en 2013.

En Bolivia la historia muestra episodios en los que la sociedad, cansada de los abusos de los gobernantes, generó movimientos de cambio. Unas veces bajo el liderazgo de intelectuales de gran valía como Santa Cruz, o Linares. Otras veces como movimientos políticos sociales. Fue el caso de la revolución de 1952 que llevó al poder al MNR, que bajo nuevas perspectivas y valores nacidos en la guerra del Chaco se buscó un cambio cualitativo bajo la bandera del voto universal y la reforma agraria. Desviada la naturaleza del gobierno se produjo un golpe de Estado y los militares tomaron el poder que lo mantuvieron durante décadas con muy cortos periodos de intentos de retorno a la institucionalidad. La recuperación de la democracia fue una larga y sacrificada lucha del pueblo boliviano que costó muchas vidas. Pero finalmente la ciudadanía logró imponerse y hacer que se devuelva el poder a los civiles.

Por más de 30 años el país vivió en democracia, avanzando en conquistas sociales y derechos civiles, pero las ambiciones de poder y la angurria de los políticos, torcieron el curso democrático y se llegó a 2005 en unas elecciones en las que el pueblo votó contra los políticos. El voto castigo benefició a Evo Morales. Dijo que iba a gobernar con el pueblo, pero pronto torció su promesa, violentó la Constitución Política, hizo una nueva Constitución para ser reelegido, y también transgredió su propia constitución, pretendiendo eternizarse en el poder, hasta que la ciudadanía reaccionó y le dijo No. Tampoco aceptó la negativa del pueblo en un referendo y pretendió tener el derecho humano o el derecho divino a estar por encima de la ley, y el pueblo le dijo otra vez No. Cambió el código penal con la inclusión de normas similares a las venezolanas que coartaban los derechos civiles, y el pueblo le volvió a decir No y tuvo que abrogar la ley. Pese a esa actitud de rechazo del pueblo, y el repudio generalizado insistió en candidatear en unas elecciones amañadas.

Esta vez el poder ciudadano se expresó de manera contundente, se movilizó, denunció el fraude, la OEA lo comprobó, y Morales anuló las elecciones fraudulentas y dijo que ya no volvería a candidatear, pero la ciudadanía ya no le creyó más, e intensificó sus movilizaciones. Finalmente, Morales renunció y abandonó el país frente a una presión ciudadana generalizada. Ahora dice que fue golpe. El actual gobierno llegó también en forma extraña. Las encuestas señalaban otro resultado, pero apareció ganador con 55 % de los votos. El pueblo respetó los resultados insólitos, y el nuevo presidente prometió buscar la concertación. Pronto cambió de discurso y atacó a las instituciones más representativas del país, persigue a la oposición y pretendió imponer leyes que coartan los derechos ciudadanos y atentan contra el derecho propietario. Y el pueblo se movilizó y le dijo No al presidente Arce. Nuevamente, el poder ciudadano demostró que el pueblo puede ser tolerante muchas veces, admitir los errores, dejar pasar los abusos, pero también demostró que considera que todo tiene un límite. El ciudadano sabe de su poder, es consciente de lo que puede y tiene que defender sus derechos y libertades.

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