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martes, mayo 14, 2024
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La discriminación política

Los políticos y los partidos en general casi siempre tienen las peores calificaciones en cuanto a la confianza ciudadana. Son tantos y tan recurrentes los incumplimientos y la defraudación de la esperanza, ilusiones y las expectativas de la gente, que pocos confían en el cumplimiento de sus promesas, pese a que a un alto porcentaje de ciudadanos le interesa ser militante, más por las prebendas que por vocación de participación. La muerte de decenas de partidos históricos en nuestro país está relacionada a la vulneración de sus propios principios y su línea ideológica, a la corrupción, al fracaso en sus políticas; traiciones a sus propios postulados, falta de preparación de sus líderes y dirigentes y a alianzas espurias; a la aceptación de tránsfugas en sus líneas pese a las prohibiciones, y al desconocimiento de las tesis partidistas, entre otros males, costumbres y mañas que abundan entre la gente a la que los sociólogos llaman «la clase política».

Los contrasentidos, aberraciones y gafes son tan comunes como las grandilocuencias que esgrimen. Pese a su falsedad reconocida, los partidos políticos en general defienden la vigencia de la democracia, las leyes y proclaman los derechos humanos; se benefician de sus ventajas, pero a la hora de respetar las previsiones y cumplir los postulados, en muchos casos viran y se alejan de los principios democráticos. Desde el llano o la oposición, exigen respeto a las previsiones que mandan las normas, pero cuando están en el poder vulneran los derechos y libertades, y atropellan todo lo que pueden. La historia política del país tiene hechos heroicos, aciertos y medidas que han trascendido, pero son más los episodios vergonzosos.

El libro de dichos y hechos de Melgarejo se quedó corto frente a las «evadas» recopiladas gracias a las improntas de Evo Morales. Pero si esas versiones son simplemente anecdóticas, la realidad expone diariamente situaciones mucho más tristes y preocupantes. Por ejemplo, la principal característica general de toda agrupación, alianza o partido político, es la participación de la militancia y el trabajo conjunto dirigido a objetivos específicos. Pero el Movimiento Al Socialismo, insólitamente ha decidido prohibir a sus partidarios a participar en congresos y otras reuniones partidarias. De acuerdo a las normas en vigencia, el veto a una parte de la militancia de ese partido es ilegal y va contra los derechos de los militantes.

El vicepresidente del MAS, Gerardo García, explicó que en ese frente político ya se tiene el borrador de reglamento interno, documento que será «pulido» y mejorado, en función a lo establecido en el estatuto interno. Entre las modificaciones se adelantó la prohibición de la participación de funcionarios públicos y autoridades del Gobierno en congresos, hecho que fue calificado de ilegal por miembros del Órgano Electoral. Para García no se trata de una prohibición de participar, sino una «limitación».

En respuesta a esta determinación, el ala oficialista del MAS realizó un gabinete ampliado sin la presencia del «evismo», pero con asistencia del presidente Arce, ministros autoridades de gobierno, legisladores del MAS y representantes de organizaciones sociales, y acordó defender la gestión del actual régimen, y ratificar su militancia en el MAS-IPSP. El gabinete acordó 10 puntos, entre los cuales rechazó «todo intento interno y externo de desestabilización» y señalaron que «el enemigo principal» no se encuentra en sus filas sino en la «derecha fascista».

Recodemos que el MAS, en toda oportunidad que tuvo deploró la marginación de los derechos ciudadanos, estuvo en contra de toda forma de discriminación, pero ahora los dos bandos del MAS discriminan a una parte de su propia militancia a participar de sus congresos o en el gabinete ampliado. Se trata de una decisión discriminatoria, ya que para nadie es un secreto, que el MAS está dividido en por lo menos dos corrientes: la que apoya al presidente Luis Arce, y la que está con el expresidente Evo Morales. Anteriormente, como respuesta a la prohibición de la dirigencia nacional del MAS de que asistan autoridades de gobierno a sus congresos, el Vicepresidente del Estado, David Choquehuanca, frente al marginamiento, señaló: «Somos nosotros los que hemos recuperado este Proceso de Cambio, que hoy día está a la cabeza de nuestro hermano Luis Arce por voluntad popular». Lo dijo en un acto realizado en el centro minero de Huanuni. «El que conduce la nave del Estado por la voluntad de ustedes se llama Luis Arce, es el conductor, y tenemos que apoyarlo a él y tenemos que ir en una sola dirección todos», agregó.

Analistas políticos opinaron que lo más probable es que esta nueva trampa que crea para sí mismo el partido en función de gobierno, de imponerse una participación selectiva en sus actividades políticas, y congresos, podría derivar en una participación masiva forzada en la que las partes intentarían llevar más gente, ganando la facción que disponga de más camionadas.

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