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viernes, marzo 15, 2024
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La revolución de julio sinónimo de libertad

La Paz celebra el primer grito libertario que marco el destino de esta parte del continente sudamericano, expresado en la voluntad de valerosos paceños que dijeron ¡basta! al yugo español. Fue el 16 de julio de 1809 cuando la población se levantó en armas, depuso al gobernador y constituyó el primer gobierno libre de América. La Junta Tuitiva proclama la independencia de las colonias, siendo el primer documento de esta índole en América. Sin duda que esta revolución se gestó en mucho tiempo de analizar la situación y observar las debilidades y medir el poderío de las fuerzas de España. Asimismo, las ideas libertarias en Europa, la crisis del reino español, la revolución norteamericana; las nuevas ideas de los políticos y filósofos sobre la igualdad de derechos, y el mensaje de Charcas, sin duda influyeron en los acontecimientos y en el curso de la historia.

El escritor y periodista Jorge Suarez, -primer Director de Jornada- escribió sobre el significado de la revolución paceña. Rescatamos algunos de sus pensamientos en los que apunta que «La Paz constituyó el primer gobierno libre de América». Suarez decía que el 16 de julio se recuerda el aniversario del primer grito libertario en América Latina (1809), encabezado por Pedro Domingo Murillo. Durante esta misma fecha se celebra la Fiesta de la Virgen del Carmen que es la máxima figura religiosa de la ciudad de La Paz (Sede del gobierno de Bolivia).

Recuerda que «desde tiempo atrás se reunían clandestinamente los revolucionarios paceños, de modo que para la llegada de los emisarios chuquisaqueños, se daban ya los últimos toques a una sublevación cuidadosamente preparada, la que finalmente estalló en la tarde del l6 de Julio de 1809, aprovechando la tradicional celebración de la festividad de la Virgen del Carmen. A eso de las siete (7) de la noche, cuando se realizaba la procesión, los revolucionarios tomaron el cuartel de Veteranos, pidieron Cabildo Abierto y depusieron al gobernador Tadeo Dávila, al obispo Remigio de la Santa y Ortega y organizaron una “Junta Tuitiva” cuyá presidencia y jefatura de las tropas se encomendó al patriota Pedro Domingo Murillo. El 27 de julio se lanzó la famosa proclama de la Junta cuya redacción se atribuyó al sacerdote Medina y que declara abiertamente la independencia de las colonias, siendo el primer documento de esta índole en América».

El documento histórico fue enviado a las principales ciudades en espera de su pronunciamiento. En su parte final proclama: «Valerosos habitantes de. La Paz y de todo el Imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución, aprovechaos de tas circunstancias en que estamos, no miréis con desdén la felicidad dé nuestro suelo ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar entre todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados, hasta el presente».

Suarez describe los hechos destacando que “Ante el peligro de la aproximación de tropas realistas al mando dé Goyeneche, los revolucionarios se aprestaron para la defensa marchando hasta Chacaltaya a esperar al enemigo. En estas circunstancias se produjo una contrarrevolución encabezada por Pedro Indaburo que apresa a Murillo acusándolo de traición. Repuesto el orden, Indaburo fue ajusticiado por Antonio de Castro. Poco después llegaron las fuerzas de Goyeneche qué obligaron a los Patriotas a replegarse a los Yungas donde entre octubre y noviembre fueron derrotados en los combates de lrupana y Chicaloma. Los primeros días de diciembre Murillo fue apresado en Zongo (La Paz), luego fueron cayendo los restantes cabecillas otros como Castro y Lanza ya habían sido ajusticiados. Como Goyeneche había sido acusado, extremó su crueldad con los patriotas para lavar estas sospechas. Algunos patriotas fueron condenados a prisión perpetua en las Malvinas (Atlántico sur) y las Filipinas previa confiscación de sus bienes.

El 29 de enero de 1810 se cumplió la sentencia de muerte para nueve patriotas que la Historia conoce con el nombre de Protomártires de la Independencia: Pedro Domingo Murillo, Juan Antonio Figueroa, Basilio Catacora, Apolinar Jáen, Buenaventura Bueno, Juan Bautista Sagarnaga, Melchor Jiménez, Mariano Graneros y Gregorio García Lanza; este último hermano de Victorio García Lanza que fue ajusticiado juntó a Castro luego del combate de Chicaloma. Antes de morir Murillo en la horca, en el cadalso, pronunció lo que había de ser una verdadera profecía: ‘Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida ya nadie la podrá apagar».

Hoy los paceños recuerdan la gesta de Julio como una fiesta más, entre muchas que se cultivan en nombre de la tradición, pero sin duda, en lo que hicieron los protomártires de la independencia esta la cimiente de lucha que caracteriza al pueblo que se forjo a los pies del Illimani, y que ha demostrado una mil veces su vocación de libertad, y su rebeldía frente a las injusticias o atropellos. No en vano se dice que La Paz que es cuna de la libertad y tumba de tiranos.

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