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domingo, abril 28, 2024
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Ministro, amenazó, cometió excesos

Dr. DAEN Wenceslao Jáuregui

Lamentable que el ministro Carlos Romero Bonifaz, en demostración de temor, posiblemente, por las conclusiones de los Cabildos multitudinarios, se hubiera excedido al decir una serie de palabras irreproducibles, con motivo de la aprehensión de jóvenes cruceños, a quienes dijo «se los detuvo por atentar contra la concentración del partido gobernante».

Estaba fuera de control, emotivo, de sus impulsos. Olvido que es Ministro de Gobierno, tiene mando sobre el Comandante General de la Policía y por ende comprender que la policía debía cumplir un accionar preventivo para que, en Santa Cruz, no hayan hechos violentos o que sus servicios de inteligencia le hubieran advertido que la situación podría descontrolarse dado que el colectivo social actúa en forma irracional frente a hechos que considera contrarios a su postura.

Dicho ministro, se decía que era el más prudente y a veces conciliador, se exaltó sobredimensionalmente y evidenció ante la opinión pública nacional e internacional, que existe incertidumbre sobre los resultados no muy favorables del 20 de octubre.

Seguro que, a tiempo de mirarse en el espejo, estará arrepentido de sus excesos, reconocerá que no era propio de un ministro que lleva en el cargo de servidor público más de dos gestiones.

Cuanto más se sabe, cuanto más se está en política, siempre se debe demostrar espíritu de grandeza, de equilibrio y llamar a los «revoltosos políticos» a dialogar, convivir civilizadamente pese a diferencias ideológicas.

Esa clase de actitud demuestra que en Bolivia los políticos no saben administrar los enconos y prejuicios.

Sin ánimo de comparar, el exministro de gobierno Luis Arce Gómez, se creía un todo poderoso, intocable, se dio el lujo de sentenciar a los bolivianos, que disentían de sus arbitrariedades, a «llevar su testamento bajo el brazo». ¿Dónde fue a parar dicho sesudo y valiente exministro?, primero a la cárcel de Miami, Estados Unidos, luego de cumplir sentencia de 15 años, arribó a Bolivia y está cumpliendo sentencia de 30 años en Chonchocoro.

Es que los cargos públicos son pasajeros, el pueblo sabe esperar el momento de pedir cuentas a los gobernantes.

Valdría la pena, que la anterior línea, recuerde el ministro Romero Bonifaz.

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