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domingo, abril 28, 2024
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Navidad, símbolo de esperanza y armonía

Llegó la Navidad, con su enorme carga de simbolismo que conmueve por su significado de paz, reconciliación y, fundamentalmente, por representar la unión familiar. En nuestro país, además, conlleva un mensaje de esperanza. Evidentemente, la mayoría de las festividades -para quienes tienen holgura económica- sirven de pretexto para hacer fiestas con los amigos, viajar, asistir a centros de diversión, restaurantes, hoteles o festejar con agrupaciones sociales. Pero la Navidad se festeja en el núcleo familiar, sin distinción de clases sociales o situación económica. Reúne a los parientes y a las amistades más cercanas y fraternas. Es un momento para compartir con los seres más queridos, que incluye a las mascotas. Aunque cada vez esta es una fecha que se mercantiliza y ha sido apropiada por el marketing, felizmente, todavía es una festividad que lleva un mensaje espiritual y de amor, en el que afloran los mejores sentimientos.

Su significado trasciende el mensaje cristiano, y hace revivir cada 24 y 25 de diciembre el símbolo de la Noche Buena y de la Natividad, o el nacimiento de Jesús, con el advenimiento de toda una base moral que perdura en el tiempo, por sus enseñanzas de alto contenido social y ético. JORNADA se suma a este sentimiento y desea a toda la comunidad nacional que logre la íntima estabilidad emocional, para superar las dificultades y alcanzar la tranquilidad, armonía y felicidad, por encima de las vicisitudes de la vida diaria, comprendiendo que los males no duran para siempre y que hay una mañana de oportunidades.

Por lo demás, esta es una festividad que tiene una larga tradición y no siempre se caracterizó por la doctrina cristiana o católica, ya que tiene orígenes muy remotos en Europa con celebraciones del solsticio de invierno que comenzaban el 21 de diciembre, con ceremonias paganas que rendían homenajes al fuego, al sol y a la naturaleza. En las Américas, también hubo ceremonias especiales en esta época practicadas por pueblos y culturas ancestrales que honraban al cambio de estación, la llegada del invierno en el hemisferio norte, y el verano en el hemisferio sur. Las culturas andinas cultivaron tradiciones propias.

La revista VOGUE, en un artículo de Karina González Ulloa y Miguel Vicencio explica que, probablemente, la primera Navidad en las Américas pudo haber sido el 25 de diciembre de 1492, día en que Cristóbal Colón acabó un resguardo de madera con ayuda de los colonos y los nativos. Este se llevó a cabo en «La Hispaniola», la isla que actualmente pertenece a Haití y República Dominicana.

Esta fue la primera vez que los españoles celebraron la Navidad en América, una tradición que remonta muchos siglos atrás y creencias milenarias que están entrelazadas poderosamente con la Tierra y sus estaciones. «Basta pensar en las saturnalias, que eran fiestas que tienen que ver con terminar la siembra. Era un momento de descanso, en esta fiesta ‘pagana’: palabra que es importante entender porque el concepto ‘pagano’, que viene de «paganus», significa «del campo», señala el artículo.

Pensando en esta reflexión etimológica es lógico pensar que los paganismos están relacionados con los ciclos de la siembra y las estaciones en el mundo, se encuentran muy apegada a la tierra, algo que tratan de retomar los neopaganismos como las wiccas, que hacen una interpretación moderna de nuestra relación con el mundo. Pese a que vivimos en complejos diseñados por cemento, estos tratan de retomar nuestra conexión con la tierra. El origen de la Navidad viene de la mano de tradiciones paganas, que dependiendo de las religiones, puede tener ligeras variaciones, agrega.

A pesar de que factores como las creencias y costumbres de un país pueden influir en la manera en la que se festeja, existen algunos elementos que, sin importar en dónde sea, funcionan como emblemas propios de la festividad. Desde el tradicional pino navideño que representa la fertilidad, las esferas que lo adornan o la estrella que se coloca en la punta de este como una alegoría de luz y de esperanza, existen un sinfín de simbolismos con el poder de transportarnos a esta temporada con tan solo verlos.

Lo cierto es que con el paso de los años y el auge de las festividades decembrinas en el cine y la cultura, las figuras que caracterizan a la Navidad se han ido modificando. Entre las más populares, además del árbol, podemos encontrar algunas como el muérdago, una planta de origen celta ligada a la buena fortuna y el amor, o incluso otras más contemporáneas como los bastones de caramelo, muñecos de nieve, galletas de jengibre y el mismo Santa Claus o Papa Noel. En Bolivia, hay, sin duda, muchas tradiciones propias que van desde los villancicos con motivos absolutamente lugareños, pasando por los nacimientos y pesebres originales, los intercambios de regalos en las oficinas o asociaciones, las comidas tradicionales entre las que se destaca la picana, que tiene características muy propias de acuerdo a las ciudades y el campo.

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