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martes, mayo 14, 2024
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Occidente dispone solo del 50% del agua que tenía hace 40 años

La ONU ha proclamado el derecho al agua como fundamento de los derechos humanos, y diversas convenciones internacionales comprometen a los estados a proteger estos recursos. Lamentablemente, los gobiernos dejan que la depredación avance. En Bolivia, la actividad minera y el desarrollo no planificado que debía respetar la protección ambiental, está ocasionando estragos, a lo que se suma el calentamiento global y el cambio climático. Pese a las evidencias de sequías, escasez de agua y disminución de caudal de lagos y ríos, la actividad minera continúa sin tomar previsiones ambientales, y la quema de bosques no solo contamina el aire, sino afecta al proceso natural de realimentación de los acuíferos.

De acuerdo con el investigador Marcos Nordgren, de la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC), la región del altiplano es la más afectada debido a que los glaciares andinos han tenido un retroceso de más del 50 por ciento y que la evaporación de las aguas en embalses, represas y espejos de agua, en promedio llegan al 60 por ciento. Un reportaje efectuado por Wilson Aguilar, refleja las consideraciones del experto, quien señala que la región «tiene ahora la mitad de cantidad de agua disponible» que se refleja en la desaparición del lago Poopó, la reducción del río Desaguadero, la disminución preocupante del lago Titicaca’. «Todo esto está asociado a este escenario donde la cuenca cerrada del lago Titicaca ha perdido ya la mitad de sus reservas de agua que antes tenía como formaciones de hielo en las cordilleras a lo que llamamos glaciares», sostuvo.

Explicó que esto se da «como consecuencia del aumento de las temperaturas que tienen un doble efecto: por una parte, provocó y provoca el derretimiento, escurrimiento y evaporación de estas aguas, y por otro lado están provocando un aumento de la evaporación cada vez más acelerada». El calentamiento global tiene mayor incidencia en la altura, por ejemplo, a 3.000 metros el aumento de temperatura será de 3,5 por ciento y entre los 5.000 y 6.000 metros, que es la altura en la que están los glaciares de Bolivia y Perú, el incremento de temperatura estará entre los 5 y 6 grados. Entonces, los cálculos establecen que en los lugares más altos es donde el cambio climático va a tener mayor impacto que en otros lugares del planeta.

«Hay estimaciones de cómo ha aumentado ese índice de evaporación de los espejos de agua, de lagos, embalses, represas, y los datos que hay disponibles reflejan que la evaporación ha aumentado cerca de un 60 por ciento comparado con los años 80, esto significa que, en represas, promedio, una pérdida de entre el 40 al 60 por ciento del volumen total de agua que es almacenada», indicó Nordgren. «En zonas de explotación minera se produce una acumulación de reactivos y metales pesados, que tardarán muchos años en ser neutralizados y que alcanzan niveles de alto peligro para la salud y para la conservación de los ecosistemas», señala una investigación del Centro de Estudios Ecológicos y de Desarrollo Integral.

La ONU, al defender la necesidad de cuidar el agua, argumenta que 2.200 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura, y se ven obligados a beber agua contaminada. Más de la mitad de la población mundial, es decir, 4.200 millones de personas, carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura. 297.000 niños menores de 5 años siguen muriendo cada año debido a enfermedades diarreicas causadas por la insalubridad del agua. Aproximadamente el 90% de las catástrofes naturales están relacionadas con el agua (inundaciones, ciclones, tornados, sequías, etc.). El 80% de las aguas residuales del mundo se vierten al medio ambiente sin tratamiento alguno. La ONU hace balance de la deplorable situación actual contabilizando que, en total, más de 842.000 personas de países de renta baja o media mueren cada año debido a la falta de agua. Los problemas relacionados con el agua se ven agravados, entre otras cosas, por el despilfarro masivo y la contaminación. Otra importante conclusión, relacionada con el agua de mar, es que la contaminación está repercutiendo drásticamente en el agua de la Tierra: hay un «continente de plástico» flotando en el Pacífico, y en agosto de 2023 Japón comenzó a verter al mar el agua contaminada procedente de la catástrofe de Fukushima. A estos problemas humanos y medioambientales se añade la amenaza de las «guerras del agua». Hoy, el agua es definitivamente un arma poderosa –al igual que un interés– en los conflictos geopolíticos contemporáneos.

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