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sábado, abril 27, 2024
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¿Se justifica el apoyo a Maduro?

¿En que beneficia a Bolivia el apoyo que ofrece el gobierno de Evo Morales al régimen de Nicolás Maduro? ¿Se trata de una lealtad ideológica? ¿Qué hay detrás de esta solidaridad? Las respuestas difieren tanto como las opiniones favorables de allegados a la actual administración nacional o del criterio expuesto por opositores o analistas que ven esta situación desde diferentes ópticas, pero hurgando solamente por la superficie, porque es muy difícil conocer el trasfondo de algo que la opacidad evita que la luz llegue hasta el fondo.

Varios artículos publicados en medios tanto nacionales como del exterior han intentado explicar esta situación, señalando que se trata de una lealtad a toda prueba que nace con el apoyo de Hugo Chávez a Morales desde antes de que llegue al poder, y ampliado cuando llegó a la presidencia, con un amplio respaldo a su gobierno primero económicamente y luego en la organización del ejercicio del poder, trabajo efectuado junto a la Cuba de Fidel Castro -que ya no está-, mediante asesores políticos, militares, policiales y operadores activistas. Recordemos que Chávez lanzó una arenga que, si se trataba de otro gobierno u otro país, hubiese precipitado una ruptura inmediata de relaciones. Chávez amenazó con convertir a Bolivia en otro Vietnam si se derrocaba a Morales.

Pero resulta que Chávez tampoco ya está y su sucesor, Maduro, demostró con hechos que no tiene las condiciones de liderazgo, conocimientos ni capacidad para poder administrar el poder total que heredó, de manera que lo fue extraviando vertiginosamente, primero destruyendo la economía venezolana, luego alejándose del pueblo, perdiendo la Asamblea Legislativa a manos de la oposición en las elecciones. Tampoco se trata de un personaje que ideológicamente sostenga una causa socialista, sus principios, o la tesis del llamado Socialismo del Siglo XXI, ni mucho menos. Más bien está acusado de corrupción, enriquecimiento ilícito y de reiteradas transgresiones legales.

Pese a esa realidad, el apoyo de Morales continúa. Según algunos analistas el recuerdo del apoyo de Fidel Castro y Hugo Chávez caló hondo en el presidente Morales, para que ahora retribuya ese gesto.

Es necesario comprender que la lealtad no es muy común en la política partidista y que los valores de una persona son coyunturales en un partido, dependiendo de su utilidad momentánea.

La estabilidad en política no existe y menos cuando la ingratitud y la perfidia dan paso a la desconfianza. Por ello a nadie extraña que las pugnas internas en el MAS y en el seno del gobierno –como también han ocurrido en otros gobiernos del pasado-, afloren, muchas veces derivando en filtraciones. De no mediar ese resentimiento y descontento nunca se hubiesen llegado a conocer algunos hechos de corrupción, videos, audios comprometedores que trascienden y llegan a los medios de comunicación, a la oposición y a las instancias de investigación.

Pero en el caso del régimen venezolano el respaldo continúa. Bolivia fue el único país de Sudamérica que apoyó al régimen de Nicolás Maduro en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). En ese encuentro se aprobó una resolución que abre la puerta a la suspensión de Venezuela del organismo; y declara, además, ilegítima la reelección de Maduro como presidente en las elecciones del 20 de mayo. Realmente es una extraña lealtad que para algunos será una muestra de consecuencia, y para otros un grave error que más pronto que tarde tendrá consecuencias para el país y para el propio Morales.

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