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viernes, mayo 3, 2024
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¿Un Día del Mar diferente?

La aspiración de Bolivia de recuperar la salida al mar se encuentra latente entre los bolivianos, pero algo ha cambiado desde que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, emitió un fallo a favor de Chile. Esa sentencia de 12 votos contra 3, señala que ese país no tiene la obligación de negociar con Bolivia un acceso soberano al océano Pacífico.

El presidente Evo Morales, ayer convocó a Chile a un «diálogo bilateral» para hallar una solución a la demanda de una salida soberana al mar, en el marco del fallo de la Corte de La Haya de octubre de 2018. En un mensaje en el «Día del Mar», Morales hizo conocer tres acciones a desarrollar en la «etapa post-Haya»: «Buscar el diálogo bilateral con Chile; alentar acuerdos bilaterales y regionales para mejorar las condiciones de tránsito y acceso desde y hacia el mar; y buscar mejorar nuestra competitividad comercial».

Implícitamente estas ideas buscan otras posibilidades, si se interpreta libremente los alcances de las tres opciones. El mecanismo del diálogo ya ha ofrecido una experiencia de más de cien años de gestiones infructuosas. A ello, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en su falló de octubre pasado determinó que Chile no estaba obligado a discutir una salida al mar para Bolivia.

Bolivia nació como república en 1825 con costas al mar, pero le fueron arrebatos 400 kilómetros de litoral y 120 kilómetros cuadrados de territorios ricos en minerales, sostuvieron las autoridades bolivianas como uno de los argumentos históricos en la demanda marítima que llevaron a cabo ante la CIJ frente a la negativa del Estado chileno a negociar con Bolivia.

El fallo de la CIJ de La Haya, emitido en 2018, si bien no representó una obligación para Chile de negociar, estableció el mecanismo de diálogo bilateral entre las dos naciones.

No obstante, el pronunciamiento chileno, para los bolivianos, la causa de la recuperación de la salida al mar no puede perder aliento. Todo lo contrario, la adversidad tiene que unir a los bolivianos para encontrar los mecanismos adecuados que hagan posible conseguir el histórico objetivo nacional. Hoy sufrimos el enclaustramiento que es producto de graves errores del pasado por el abandono de la extensa costa marítima con la que Bolivia nació como República. La imprevisión de los gobernantes que no supieron aquilatar los riesgos que conlleva la debilidad de un país, que en 1879 se tradujeron en la invasión chilena. La incapacidad negociadora que luego permitió un tratado ominoso que consolidó la enajenación territorial.

Esa inoportunidad ofreció alternativas a los jueces de la CIJ para emitir un fallo judicial que, pese a comprender la situación y los argumentos bolivianos, se basó en la frialdad de los tratados y las consecuencias generales que obligaban a evitar sentar precedentes que luego se utilicen como jurisprudencia, en otras causas, y que otros países planteen también la modificación de otros tratados internacionales. No existe intangibilidad de los tratados internacionales, pero sí, hay jurisprudencia de su respeto, y la posibilidad de modificaciones o adendas, solamente es factible conforme al establecimiento de acuerdos de las partes.

De todas maneras, parece que para la actual administración, la causa marítima tiene nuevas alternativas. El canciller, Diego Pary, considera que el país debe tener una relación dinámica con Chile. La historia juzgará lo actuado, y cada boliviano en su conciencia tiene una visión sobre los hechos concretos.

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