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domingo, abril 28, 2024
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Visión holística de la gran estrategia

Cnl. DAEN. M.Sc. Carlos Orozco Canelas

Es bueno recordar algunos pasajes de la teoría clásica para no confundir conceptos, sobre todo cuando se menciona su practicidad. Los conceptos milenarios de la gran estrategia responden precisamente a la necesidad de contar con elementos extraordinarios como el conocimiento exacto del oponente y su relativa causalidad de respuesta inmediata. La visión holística permite la observación desde el punto de vista funcional a partir de todas sus partes e interrelacionadas unas con otras como un todo, es funcional (no estático), integral (no dividido), incluyente, ampliado y visto en su totalidad. A saber, los conceptos de la geopolítica, que se interrelaciona con la gran estrategia y que están directamente correspondidas con el estudio profundo de la geografía a partir de las necesidades de la política, y que va mucho más allá, en mi criterio, hacia una geopolítica interna (propia, relativa a los intereses vitales con proyección endógena), externa (vecinal o periférica, relativa a los intereses esenciales con proyección exógena) y global (internacional o proyección más allá del continente, fuera del globo terráqueo), donde los países se asientan y determinan su nicho geopolítico (posición relacional en el globo, puede ser político, económico, psicosocial, militar, etc.), ya que una geopolítica interna trata de explotar sus recursos propios, humanos y materiales en función de conseguir dominio sobre su espacio territorial, marítimo o espacial, con anhelos de influencia hacia su entorno externo medianamente al borde de sus fronteras y su influjo hacia sus vecinos; y global cuando su influencia es mucho más certera y se pretende proyectar los instrumentos de poder en todos los niveles (algunos países lograron el dominio del espacio). Se infiere en tal caso, que existe una relación directa y proporcional predeterminada de los instrumentos, expresiones o factores de poder de un Estado con la geopolítica y la gran estrategia. Es decir, a mayor dominio de la geopolítica interna, externa y global, mayor será la posibilidad de proyección (interna, externa y global) del Estado, dando como resultado una concepción exitosa de la gran estrategia, y al revés, la geopolítica mal interpretada definirá una Gran Estrategia tendiente al fracaso. Una gran estrategia que asocie intereses y medios para satisfacer a la sociedad, con estrategias multidimensionales en cada instrumento del poder con la nueva necesidad de planificación integral en base a la necesidad de seguridad integral del Estado; una estrategia multinivel con responsabilidad en sus actores supraestatales, globales, regionales, estatales, subestatales y finalmente una estrategia multisecuencial, en la que cada riesgo a las superestructuras de los instrumentos de poder precise una intervención diferente según la naturaleza de la amenaza, prevaleciendo la agenda social y no la de gobierno.

Los instrumentos de poder son concretos en la doctrina nacional, el Factor Político, Factor Económico, Factor Psicosocial, Factor Militar y Factor Científico Tecnológico. Cada instrumento con sus características particulares que se ocupa hoy individualmente de sus desaciertos y paradigmas, sobre todo su relación imperecedera con la geopolítica (que así sea) para los fines del Estado, aprovechando la política y la estrategia como solución directa a cada efecto de las amenazas reales o potenciales. En razón de que cada causa o amenaza relacionada a los factores de poder, debe contener cursos de acción con objetivos medibles, alcanzables, claros y concretos, en tiempo como en espacio.

Muchos creen que la Gran Estrategia está definida desde el punto de vista de la Seguridad y Defensa (S&D), y están en lo correcto, pues la S&D no solo es compromiso de un instrumento de poder (varias veces se razona que esta sólo a cargo de los militares), sino más bien, cada instrumento de poder económico, militar, política interna, política externa (diplomacia), social, tecnología (informativo), debe ser analizado, comparado y sintetizado, conjuntamente la geopolítica, para lograr a través de sus propias metas, los fines vitales, esenciales y globales del Estado.

En la actualidad los instrumentos de poder son analizados y complementados con los fines del Estado. Así es que en base a los objetivos nacionales, todos los factores de poder analizan la situación interna y externa y definen de Políticas de Estado “internos” (vitales y esenciales) y Políticas de Estado “externos” (globales), porque la relación política, económica, social y militar de los Estados se ha globalizado y la participación en foros internacionales ha perfeccionado la formulación de políticas con un efecto directo de la política interna en los intereses externos, sumada a la explotación de la tecnología se convierte un circulo virtuoso con la innovación y desarrollo. Asimismo, se incorpora el instrumento de poder más valioso: la información, sostenida en la aplicación de la tecnología, en la actualidad se vive ejemplos referentes a este instrumento, en el que, si un Estado no está en condiciones de asegurar y proteger este poder, puede ser víctima del terrorismo tecnológico. A saber; los métodos sucedidos en la disgregación de investigación relevante y con efectos incuestionables sobre la capacidad de reacción de los estados.

En la doctrina milenaria del Arte de Guerra, contempla precisamente estos aspectos, a decir de varios filósofos, la diplomacia es un instrumento del Estado para formular sus relaciones con otros Estados (pueblos) en base a una política interna real y concreta, la economía sostenida en el trabajo, capital y modos de producción configura una economía globalizada, la defensa y globalización de la doctrina de las Fuerzas Armadas (conócete a ti mismo así como a tu oponente) converge a frenar cualquier amenaza y en las mismas condiciones (si quieres saber de la guerra, aprende de los que saben) y finalmente la información producto del creciente y veloz avance tecnológico con agentes encubiertos (hackers) y la explotación indiscriminada y sin control del espionaje cibernético en todo el globo configura una amenaza de alto riesgo para la relación entre Estados.

Cuando se alude a la S&D, se debe relacionar con cada factor de poder, huelga decir; si existen amenazas externas o internas contra la seguridad del Estado, la respuesta preventiva debe ser desde el punto de vista de la defensa, con políticas y estrategias, y en base al poder el Estado afectado, y además de la previa y anticipada formulación de planes. Si existiese un incremento indiscriminado de lavado de dinero, se convierte en una amenaza con influencia interna y externa directa contra las reservas internacionales, por tanto reaccionara inmediatamente el instrumento de poder económico, con apoyo de los otros instrumentos, en defensa de la economía del Estado, y sus estrategias serán definidas con análisis geopolítico y la proyección de los otros poderes afines al objetivo previsto para tal fin, proyectara el ámbito informacional para concientizar a sus connacionales o proyectara la fuerza militar para ejercer mayor control en las fronteras, es decir las estrategias contemplan un ambiente de largo, mediano y corto plazo, si por otro lado existiese la posibilidad, hablando ya de amenazas potenciales, no reales, como el incremento de la violencia y dominio de áreas geográficas por parte de grupos delincuenciales, y que debe ser preocupante por definirse como una amenaza interna, será necesario formular estrategias concordantes con el instrumento de poder político que decida el empleo de otro factor de poder para cortar y romper esta estructura delincuencial (caso México o Brasil), obviamente apoyado por los otros factores de poder como es el económico y fundamentalmente el diplomático y el de información.

En síntesis, se demandará una Gran Estrategia, que no es un documento transitorio como un Plan de Gobierno, sino más bien una Política de Estado perfectamente organizada, futurista y planificada periódicamente, donde se identifican las amenazas internas y externas, y los objetivos nacionales permanentes de corto, mediano y largo plazo. Una Gran Estrategia bien diseñada y concebida, acompañada de su entorno geopolítico propio, externo y global; y en dirección a los intereses vitales (defensa del territorio y otros), esenciales (político, económico, social) y globales (diplomacia) del Estado, debe configurar políticas y estrategias afines entre los factores de poder, logrando una proyección interna y externa del factor político (diplomacia), económico (inversión en el extranjero), militar (formación) e informacional (escrita y oral), con el único fin de lograr el Bien Común; tomándose inclusive como un elemento disuasivo. Esta Gran Estrategia debe ayudar a la configuración de objetivos actuales que son trazados en planes de desarrollo, seguridad y defensa periódicamente.

A decir del concepto de la Gran Estrategia, directa o indirecta, que define los futuros paradigmas del Estado, sin dar lugar o ceder a maniobras desviacionistas opuestas, debe apuntar a una Gran Estrategia Democrática y Plural, perfeccionada, consolidada, horizontalizada, funcional (no estática), integral (no dividida), incluyente, ampliada y vista en su totalidad, con principios definidos para la Seguridad y Defensa, en los poderes instituidos por el pueblo para tal fin.

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