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miércoles, mayo 1, 2024
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40 años de la recuperación de la democracia

Con episodios dramáticos de renuncias de tres Presidentes de la República, el fallecimiento de un mandatario en ejercicio, la exaltación de cuatro presidentes por sucesión constitucional, crisis económicas, avances y retrocesos, conquistas y decepciones, ha sido el marco del proceso democrático iniciado hace 40 años, que hoy, para algunos esta derruido y para otros todavía tiene esperanzas. El peor golpe que recibió la democracia ha sido la destrucción de las principales instituciones nacionales, entre ellas el sistema judicial. El mérito más visible, haber avanzado en la mayor intervención ciudadana en la vida nacional, y la participación popular, que permitió crecer tanto a los pueblos pequeños como a las grandes ciudades.

Conocer lo que era el país en la década de 1970 y antes, es esencial para comprender el anhelo democrático. El escenario político nacional de hace algo más de cuatro décadas era sombrío para el país, los militares gobernaban con mano dura, había miles de exiliados, presos políticos, centenares de muertos y desaparecidos, y una economía desastrosa, además de evidencias de vínculos del poder con el narcotráfico. Frente a esa realidad, algunos militares hicieron consciencia de la situación que estaba llevando al país por el despeñadero, empujado por las Fuerzas Armadas. A su vez, el clamor popular, la presión social, y el sacrificio de activistas y dirigentes, abrieron espacios de deliberación dentro de las FF.AA., hecho que permitió una serie de cambios en los mandos militares, que finalmente, derivaron en la decisión del gobierno militar de turno, de devolver el poder a los civiles. En ese momento se encontraba como presidente, el Gral. Guido Vildoso, quien dejó la decisión del proceso a los partidos y convocó al último Congresos nacional.

La transición no fue fácil, seguían las pugnas entre el MNR, y la UDP, que fueron los partidos más votados en las elecciones anteriores, y a su vez los responsables de la crisis política. Sus desacuerdos precipitaron al país en una riesgosa confrontación, aprovechada por los militares y políticos golpistas. El debate nacional demandaba nuevas elecciones, pero los actores políticos estaban desprestigiados y temían perder los espacios logrados si se llegaba a nuevos comicios. En un cálculo mezquino, evitaron que el pueblo decida en las urnas, entregando la Presidencia a Hernán Siles Zuazo, que había ganado las elecciones con la UDP, pero al no haber logrado la mayoría, la decisión pasó al Congreso por mandato de la anterior Constitución Política del Estado.

Así, el 10 de octubre de 1982 Siles Zuazo asumía la Presidencia de la República, y Jaime Paz Zamora la Vicepresidencia. Comenzaba un proceso esperanzador, en el que la ciudadanía confiaba, pues vivía momentos de libertad con el pleno goce de los derechos y garantías constitucionales. Pero la alianza sobre la que se sustentaba el gobierno, (Unidad Democrática Popular (UDP), que incluía varias siglas, como el MNRI, MIR, PC, y otros grupos minoritarios), lejos de coordinar esfuerzos se dedicaron a buscar sus propios espacios e intereses. La economía, que ya se encontraba gravemente afectada, cayó verticalmente, al extremo que Bolivia batió todos los récords mundiales de inflación, la moneda boliviana dejó de tener valor, circulaban cheques de gerencia del Banco Central reemplazando al dinero, desaparecieron los productos de la canasta familiar, ya no se hablaba de pesos sino de miles y millones para comprar cualquier cosa. A ello seguían las pugnas políticas y las acciones desestabilizadoras de la oposición.

Fue un comienzo durísimo y a la vez una prueba de fuego para el proceso democrático apenas instalado. El gobierno de la UDP tuvo que acortar su mandato y se convocó a elecciones generales. En 1985 ganó las elecciones el MNR con Víctor Paz Estenssoro (1985-1989), quien gobernaba el país por cuarta vez. Su gobierno implicó un cambio de la tesis del MNR que en su anterior gobierno había nacionalizado las minas y realizado la reforma agraria entregando la tierra a los campesinos. En su nueva gestión, viró su política e impulsó un modelo neoliberal con el que logró sanear la economía, aunque a un costo social muy alto, ya que despidió a miles de trabajadores, especialmente mineros, muchos de los cuales terminaron cultivando coca en el Chapare.

A partir de ese momento, la democracia avanzó con algunos trompicones y retrocesos, pero se logró consolidar las bases de la democracia y alcanzar un avance en la institucionalización de los organismos del Estado. Hubo notables logros y el país poco a poco alcanzo estabilidad. Se sucedieron luego diez gobiernos, entre ellos cuatro sucesiones presidenciales, hasta llegar, a Luis Arce Catacora, que gobierna actualmente con el Movimiento al Socialismo, partido que llegó al poder con Evo Morales al ganar las elecciones de 2005 por mayoría absoluta por primera vez en el país, desde la recuperación de la democracia. Morales fue posesionado el 2006. El régimen del MAS, tuvo un inicio auspicioso de respaldo popular inédito, tanto interno como internacional, Evo Morales prometió gobernar con el pueblo e inició un cambio profundo estructural. Lamentablemente poco duró el respeto al ordenamiento legal, y utilizó la mayoría parlamentaria para aprobar leyes que pusieron en entredicho el proceso democrático. Impuso una nueva Constitución Política que introdujo muchos avances sociales, pero que sentó las bases de un paulatino deterioro de la economía. Se dedicó a explotar el gas y el petróleo descubierto por los anteriores regímenes, olvidando la necesidad explorar nuevos campos de hidrocarburos. Se aprovechó el boom de los precios del gas y el petróleo para logar acumular más de 16 mil millones de dólares en reservas Internacionales Netas (RIN). Desgraciadamente, su gobierno se caracterizó por el despilfarro e hizo desaparecer todas las reservas acumuladas. Se trasgredieron constantemente el ordenamiento legal y la propia Constitución Política, hasta el extremo de desconocer la prohibición a una tercera reelección.

Ya en ese momento el proceso democrático quedó totalmente descompuesto, al extremo que se llegó en 2019 a una elección viciada de nulidad con Evo Morales de candidato, que derivó en un escandaloso fraude. La repulsa popular hizo que Evo Morales renunciara y abandonara el país. Asumió la presidencia por sucesión presidencial constitucional, la señora Jeanine Añez, quien olvidó también el mandato que le encomendó el Órgano Legislativo, y se volvió candidata, distorsionando las elecciones de 2020, que derivaron en un nuevo triunfo del MAS, esta vez a la cabeza de Luis Arce Catacora, quien también comenzó su mandato convocando a la unidad del pueblo boliviano, pero pronto decidió gobernar solo para los intereses del MAS, y convirtió a su administración en un régimen que concentra el control de los cuatro Órganos del Estado, aunque tiene una dura oposición tanto de las regiones, como dentro del propio partido que lo llevó al poder.

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