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jueves, mayo 16, 2024
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Adelante Bolivia, unida y libre

En un escenario de cosas buenas y malas, de eventos negativos y potencialidades alentadoras, Bolivia cumple 198 años luchando para salir adelante, venciendo dificultades y también desperdiciando oportunidades. Muchas veces nuestro pueblo se ha manifestado por la necesidad unir fuerzas para alcanzar los grandes objetivos nacionales que hasta ahora siguen en promesa, aunque nunca perdió la esperanza de que se haga realidad la aspiración de salir adelante, abriendo un camino expedito al desarrollo que permita hacer realidad el vivir bien, y dejar atrás un pasado de errores, corrupción y fraccionamiento. La ciudadanía es consciente también de que es necesario vencer algunos obstáculos que se arrastran desde la fundación de la Patria, que impiden actuar unidos, y otras barreras que se crearon durante la vida republicana como consecuencias errores propios, cálculos errados y por las ambiciones de los países vecinos sobre nuestro rico territorio.

Conscientes de lo malo y bueno, el gobierno, las FF.AA., las instituciones nacionales y regionales, estudiantes y la población civil festejan el aniversario patrio con sus propias convicciones, algunas que nacen de una formación cívica sólidamente fundada en las viejas generaciones, otras con innovaciones forzadas o transfiguradas, según las tendencias de valoraciones propias y coyunturales. Lo que no cambia es la esencia, que nunca debe olvidarse y recuerda que Bolivia nació como República independiente el 6 de agosto de 1825. En este tiempo, nuestro país ha sido sacudido por sucesos que marcaron la historia y sentaron las bases del presente y el futuro.

En los vaivenes políticos ha habido muchos intentos por fortalecer a Bolivia, así como intentonas para destruir al país, y hasta modificarlo; los enemigos quisieron «polonizar» Bolivia; otros buscaron el separatismo y hasta se decidió crear la Segunda República. Se puso en marcha el Estado Plurinacional que será juzgado por la historia. La actual administración promete la industrialización en un escenario muy adverso, con la deuda externa más grande de la historia y los ingresos reducidos por el agotamiento de los campos de hidrocarburos. El litio abre otra oportunidad, con la esperanza de que esta vez esa riqueza sea bien administrada.

Felizmente, el sentimiento nacional por Bolivia es uno solo, y se mantiene pese a los avatares. Las tentativas por cambiar la gloriosa tricolor, menospreciar el Himno Nacional y pretender cambiar a los héroes de la independencia de la patria no son otra cosa que desfases coyunturales. La historia boliviana ha sido labrada con sacrificio de millones, talento y esfuerzo de muchos líderes, visión estratégica de algunos y conducción y guía de unos pocos que señalaron la ruta de la libertad y la construcción del futuro. Lastimosamente, no tuvieron ni la precaución ni el tiempo para hacer comprender que la libertad y los derechos conllevan obligaciones perentorias y responsabilidades de gran magnitud, entre ellas, la necesidad de organizarse para consolidar a la nación y dotarla de los medios materiales, intelectuales, éticos y de principios para poder defender al país, para que pueda hacer frente a la ambición y a la perfidia de algunos vecinos que envidiaban a Bolivia porque poseía un extenso territorio con abundantes recursos naturales y una extensa costa en el Océano Pacífico.

La indefensa Patria boliviana fue agredida y desmembrada arrebatándole más de la mitad del territorio con el que nació a la vida republicana, ya que tenía originalmente 2.363,769 km², y actualmente solamente tiene soberanía sobre 1.098,581 km². La enorme riqueza natural, los yacimientos de minerales, hidrocarburos y otros recursos estratégicos han sido acechados y finalmente, en parte arrebatados. Pese a ello, el país todavía dispone de un patrimonio que podría revolucionar el futuro, haciendo posible un beneficio de todos, y no para satisfacer las ambiciones personales de los inescrupulosos. El pueblo boliviano merece alcanzar el bienestar colectivo que hasta ahora se le ha negado pese a su esfuerzo, su lucha por edificar un proceso democrático dirigido a lograr una Patria libre, soberana, respetuosa de la ley, y en la que todos los bolivianos tengan oportunidades para desarrollar sus propias potencialidades.

Nuestros mayores han derramado su sangre en una lucha inclaudicable por alcanzar esa libertad, en la que la justicia sea el instrumento vital que sostenga los derechos de las personas, y que los organismos del Estado trabajen por lograr esos objetivos nacionales. La defensa de las libertades y de los recursos naturales ha sido la base de la lucha del pueblo boliviano, lamentablemente, esos objetivos han sido traicionados por los políticos, pretendiendo imponer formas de vida ajenas al sentimiento nacional. Se ha destruido la institucionalidad, la justicia ha sido politizada, se ha perdido el horizonte imponiendo la falsedad, y hasta se está distorsionando la historia; la corrupción ha copado espacios, la imagen del país en el exterior ha quedado seriamente afectada hasta el extremo de aventurarse calificaciones inaceptables sobre la existencia de un narco-estado y la presencia de regiones sin ley. Lamentablemente se está presentando un escenario en el que la impunidad permite que los transgresores de la ley, los desfalcadores, malversadores y los narcotraficantes expongan sin escrúpulos el producto de sus operaciones. Esta realidad tiene que cambiar.

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