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jueves, mayo 16, 2024
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Desinformación sobre uso del mercurio

Los científicos, la Organización Mundial de la Salud, la industria minera aurífera y las evidencias, han establecido el grave daño que provoca el mercurio a la salud, por ello es que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha impulsado un tratado internacional que obliga a todos los países signatarios –entre ellos Bolivia- a dejar de utilizar ese metal líquido. Lamentablemente, la fiebre del oro ha llevado a miles de ciudadanos a buscar y explotar oro utilizando el mercurio, poniendo en riesgo su propia salud y la de diversas poblaciones, además de contaminar el medioambiente. Ya en abril del presente año, luego de varias denuncias, el Ministerio de Salud identificó 21 municipios rurales con mayor exposición al mercurio y metilmercurio, debido a que los mineros no cuentan con las medidas de seguridad apropiadas para evitar contaminarse.

Sin duda hay conciencia entre la población y probablemente también en la mayoría de las autoridades, para proteger la salud de la población, así como el medioambiente, y compatibilizar las actividades extractivas, económicas y productivas con un criterio sustentable y fundamentalmente sano. Pero como en todo hay excepciones, resulta que la primera autoridad nacional que debiera proteger el hábitat, como es el ministro de medio ambiente, desestimó los riesgos del uso de mercurio, y argumentó que se debe validar los estudios académicos que alertan de su peligrosidad. También indicó que junto al Ministerio de Salud realizarán análisis y estudios para comprobar los efectos nocivos del metal líquido. Efectivamente, el ministro de Medio Ambiente y Agua, Rubén Méndez, en su intervención en el Conversatorio en Democracia «Minería aurífera: el mercurio en cuestión», contó que cuando era niño «jugaba con mercurio» en Potosí, e indicó que actualmente no tiene ningún efecto nocivo en su salud. Dijo que Potosí ha usado mercurio para la plata y el oro. (…) «Yo he vivido frente a la mina, prácticamente vengo de los campamentos mineros y jugaba con mercurio», manifestó Méndez. Ya sea porque reflexionó sobre sus dichos o recibió alguna reprensión, el ministro cambió de opinión, y en conferencia de prensa manifestó que sus declaraciones fueron sacadas de contexto, sobre los efectos del mercurio. Señaló que es «consciente» de los efectos del mercurio en la salud humana, en el medio ambiente, en el agua, y por ende, entre diferentes ministerios están trabajando en mesas «interdisciplinarias e interministeriales». Pese a la explicación, queda la duda sobre la intención de su declaración original, que contribuye a la desinformación sobre un tema tan delicado.

Ya anteriormente se había anunciado que el Ministerio de Salud estaba trabajando y capacitando a los mineros sobre el riesgo que supone la manipulación de mercurio. Pese a las evidencias y el grave riesgo a que se somete a la población, esta actividad crece sin control ni medidas que atenúen el impacto dañino. Bolivia asumió compromisos internacionales para controlar el uso de mercurio, lamentablemente está incumpliendo el acuerdo. Se trata del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que es un tratado internacional diseñado para proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y las liberaciones antropogénicas de mercurio y sus compuestos. El año 2020 ya los países que asumieron el compromiso debían dejar de fabricar, importar y exportar productos con mercurio enumerados en el tratado.

En Bolivia, en varias regiones se está explotando oro, los ríos, están gravemente afectados por el uso del mercurio en las actividades mineras a cielo abierto. Bolivia es el segundo país a nivel mundial en la importación de este metal, incluso se trafica a otros países vecinos de la región. Esta situación ha motivado que el Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cebdib), las instituciones de la Alianza de Oro, el Centro Bartolomé de Las Casas (Perú) Comunidec (Ecuador), financiado por la Unión Europea, en coordinación con We World organicen un evento internacional para reflexionar sobre la temática. En esa oportunidad, el Relator Especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, Marcos Orellana, que visitó Bolivia, y asistió al evento, manifestó su preocupación por que en la minería aurífera pequeña, como la que se practica en Bolivia, el mercurio ha ido en aumento, debido a brechas que dejan los convenios internacionales sobre el tema, que autorizan el comercio y uso del mercurio en esa escala de explotación.

El mercurio afecta primero a los propios mineros que la utilizan y a sus familiares, pero enseguida también provoca graves injusticias ambientales a los pueblos indígenas que viven aguas abajo y que dependen de los ríos para el sustento alimentario y de su cultura. De acuerdo a los estudios efectuados en el marco del Convenio Minamata, el mercurio manipulado en las actividades humanas ahora se puede encontrar en las áreas más remotas, en mamíferos marinos y peces en el Ártico, y en el fondo de la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo del océano. A pesar de toda esta evidencia, el uso de mercurio continúa: se utiliza para extraer el oro del mineral en cuatro continentes, así como en ciertos productos y procesos industriales en países de todo el mundo.

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