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domingo, mayo 5, 2024
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En política la soberbia es pecado mortal

Dr. DAEN. Ronald Torres Armas

A fin de evitar el cuoteo o votos condicionados, Mesa ha expresado que «no será parte de una megacoalición». Esta decisión no refleja el estado de ánimo de la sociedad que es quien otorgará o negará su voto. En democracia la crítica la hace la gente en las urnas.

Debido a los errores de su dirección, el liderazgo de Mesa está debilitado. Al no haber asumido como garante de la unidad del bloque opositor en defensa del 21F y al oponerse a la inevitable necesidad de pactos, no de coaliciones, está clausurando una oportunidad política a cambio de rigurosamente nada. La ciudadanía reclama la emergencia de un liderazgo y aun no, de un proyecto político electoral.

Si bien en las encuestas figura con alguna mayor legitimidad, no debe trivializar. Está obligado a la transversalidad, todavía no tiene el aval de las urnas para gobernar en solitario y por sí solo no será capaz de reclutar, preparar y desplegar el control territorial del voto, vital en estas elecciones.

Lo que está en juego es la democracia. El objetivo es evitar más degradación moral de «la presidencia imperial» de Morales, como responsabilidad de todos. Persistir en trincheras regidas por la arcaica dialéctica amigo-enemigo no es la forma de hacer política.

No hay política sin conflicto, pero tampoco sin consenso. La disparidad, la pugna y el desacuerdo no van a dejar de existir. La necesidad de buscar un punto de equilibrio entre disenso y acción se resuelve tradicionalmente a través del principio de la mayoría, que aúna la voluntad general contra el despotismo. Pero, la «omnipotencia del hecho mayoritario» mediante un pacto no tiene que instrumentalizarse como lógica para asaltar el poder, sino como orientación estratégica de gobierno.

No se puede llevar a los ciudadanos a las urnas a ciegas. Para poder negociar un pacto antes y no después del 20 de octubre, sin conocerse aún los resultados electorales, el primer paso es reconocer al otro y saber qué mandato, previsible por las encuestas, recibirá cada uno de los candidatos.

Estamos en el tiempo político para alimentar el voto, para articular una mayoría electoral que evite que el MAS se distancie un 10% con respecto a Mesa u a otro candidato en la primera vuelta. Dada la urgencia, Mesa y otros candidatos deberían crear un Comité Nacional de Negociación de Pactos, con miras a las elecciones generales y subnacionales. Hay que tentar a Oscar Ortiz con la cesión de poder institucional. Su programa no es incompatible, el objetivo es alcanzar gobernabilidad y sostenibilidad política futura, no una subordinación. Después de todo, se gobierna mejor desde el Ejecutivo que desde el Parlamento.

Evitemos el aroma funerario de una derrota posibilitando la supervivencia del régimen.

La soberbia no sólo ofusca la inteligencia, en política es pecado mortal.

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