Parece que las advertencias de los organismos internacionales sobre los riesgos y la fragilidad en las perspectivas económicas globales hicieron eco en las autoridades económicas nacionales que decidieron tomar previsiones en el Programa Fiscal Financiero 2019, adaptándolo a los nuevos cambios en el escenario internacional que se vendría en los próximos meses. En esa línea, el gobierno redujo las expectativas de crecimiento del país fijadas en 4.7% para este año, y solamente proyecta un 4,5% con una inflación del 4%.
Las Reservas Internacionales (RIN) continuarán bajando, ya que se apelará a esos recursos para financiar los programas que se propone ejecutar el Órgano Ejecutivo. Los sectores de menor crecimiento serán de la minería y de los hidrocarburos, que tradicionalmente han sido los que han sostenido la economía nacional. Pero el gobierno no renuncia al incremento de la inversión pública que seguirá en aumento, alcanzando este año a cinco mil 323 millones de dólares. El ministro de Economía, Luis Arce, considera que el crecimiento calculado para este año tiene sus principales motores en la expansión de los servicios de la administración pública (6,9, el desempeño de la agricultura (5,4%); inmuebles y servicios a empresas (5,2%); industrias manufactureras (5,1%); construcción y obras públicas (5%) y comercio (4,5%), entre otros. Los sectores con menor crecimiento serán los minerales con una expansión del 2% y petróleo crudo y gas natural de 1,2%, agregó.
Arce señaló que la inversión pública alcanzará 13 por ciento respecto al Producto Interno Bruto, seguido de la privada que alcanzará a 6,9 por ciento. Para cumplir estas previsiones el gobierno apelará a las reservas internacionales. De acuerdo a informes oficiales, las RIN al 15 de febrero pasado llegaron a 8.552 millones de dólares. La caída de las reservas es preocupante. El año 2014 las reservas alcanzaron 15.123 millones de dólares, de manera que esta caída vertical se precipitará más aun con la utilización de estos recursos que serán destinados a compras de equipos de capital y sostener el Sistema Único de Salud.
Esta situación hace temer sobre la estabilidad de la economía nacional. El propio ministro Arce reconoció los riesgos, aunque los atribuye a las repercusiones de la economía internacional. En principio desestimó una devaluación, pero luego admitió posibles ajustes en el tipo de cambio en función de eventualidades del desempeño de las principales economías con las cuales el país mantiene relaciones comerciales. «Salvo, por supuesto, que pudiera haber algún efecto muy fuerte y que amerite una modificación de la política cambiaria en los siguientes meses, mantendríamos estable el tipo de cambio en 6,86 con un margen de más menos 10 puntos, que usualmente es lo que nosotros máximo podríamos mover en la gestión 2019», señaló.
A propósito de esa eventualidad, el dirigente de los empresarios, Ronald Nostas, considera que las proyecciones son adversas en materia de Reservas Internacionales Netas (RIN), lo que puede derivar en la insostenibilidad del tipo de cambio o peor aún, en medidas administrativas de control poco funcionales. Argumentó que uno de los factores negativos en este nuevo escenario, es la baja en el comercio mundial y las medidas de protección que ganan mayor espacio entre los países desarrollados, lo que igualmente tendría efectos sobre los países en desarrollo. También, se refirió a los efectos que podría tener la subida de las tasas de interés y el flujo de capitales hacia las economías desarrolladas, lo que hará más complejo el equilibrio externo en varios países, incluyendo el nuestro.
Tanto el Banco Mundial, como el BID y la CEPAL, han advertido sobre la fragilidad de la economía global debido a una serie de factores entre los que sobresale la tensión comercial entre las grandes potencias, por lo cual han recomendado medidas de previsión. Un estudio publicado por del BID, recomendó a los países de la región eficiencia fiscal e inversiones inteligentes.