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domingo, mayo 12, 2024
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Litio, ¿una esperanza u otra frustración?

Bolivia tiene las reservas de litio más grandes del planeta, pero hasta ahora no se beneficia de esa riqueza que es explotada sin una planificación responsable. Hace 15 años se inició el proyecto de industrialización, efectuándose inversiones millonarias sin resultado alguno, y sin que se haya efectuado una auditoría a todo lo mal hecho. Se prometió fabricar baterías y hasta automóviles, y lo único que hay es «proyectos». La actual administración también se ha propuesto hacer realidad el anhelo de la industrialización del litio y ha firmado contratos con dos empresas transnacionales, una china y otra rusa. Antes se habían firmado contratos con una empresa alemana, pero sin explicación alguna se dejó ese programa, o por lo menos no hay información oficial.

Tampoco se conocen los alcances de los nuevos acuerdos. Lo que se sabe es que el gobierno firmó contratos con la compañía china Citic Guoan y con la rusa Uranium One Group, para la explotación de litio boliviano con una inversión total de 1.435 millones de dólares. Esas empresas se proponen la extracción de 50.000 toneladas anuales del mineral. ¿Cuánto recibirá el país por esas operaciones? ¿Cuánto se asignará en regalías para las regiones productoras? En 2022, según datos publicados por algunos medios de comunicación, el país produjo 34.100 toneladas de carbonato de litio, por lo que el país recibió apenas 80 millones de dólares. ¿Cuál fue el costo total invertido para lograr esa suma de ingresos? Se estima que desde 2006 se invirtieron cerca de 900 millones de dólares.

Frente a esta situación ¿cuál es la realidad nacional sobre los proyectos de industrialización del litio en relación a la competencia efectiva de Chile y Argentina? Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) considera que Bolivia podrá exportar litio recién a partir de 2025. Esta situación relega al país frente a Chile y Argentina que, actualmente, se constituyen en los mayores proveedores de ese mineral en el mercado mundial.

En el informe «Extracción e industrialización del litio: oportunidades y desafíos para América Latina y el Caribe» se señala que Chile y Argentina suman, entre ambos, el 50,8% de la producción global de litio. De ese porcentaje, el 41% corresponde a Chile y el 9,8 a Argentina. En publicaciones de prensa sobre el documento se menciona también a Brasil como país que explota el litio, aunque no se hace referencia al volumen que exporta. Asimismo, en el informe, la Cepal destaca los ocho proyectos de explotación que tiene en marcha Argentina, lo mismo que la iniciativa de Chile y la otra de Brasil. Con referencia a Bolivia, indica que su proyecto de explotación con fines comerciales entrará en operaciones próximamente.

La Cepal hace referencia al marco normativo abierto, la inversión privada internacional de Argentina, lo cual le permitió tener más proyectos en desarrollo, mientras que sus vecinos del triángulo del litio (Chile y Bolivia), al igual que México, cuentan con regímenes jurídicos que asignan al litio un carácter estratégico e imponen restricciones a la inversión privada.

De acuerdo a diferentes informes internos, Bolivia, cuenta con las mayores reservas de litio del mundo, pero no han sido cuantificadas mediante empresas especializadas. Algunas estimaciones mencionan 21 millones de toneladas de litio en el salar de Uyuni. También se estima que hay litio en los salares de Coipasa, Oruro y Pastos Grandes en Potosí. Ya está en marcha un programa para cuantificar el litio de esos campos. Lamentablemente, la falta de transparencia que ha caracterizado la gestión de los últimos tres lustros hace que el pueblo boliviano ignore la realidad en la que vive el país.

Sin duda la incertidumbre tiene su origen en la opacidad y los informes dosificados que las autoridades ofrecen sobre la economía, las reservas de hidrocarburos, las Reservas Internacionales Netas, y de los proyectos que tienen que ver con el futuro de la patria; los recursos naturales, y el futuro de los ciudadanos son inciertos. La inquietud es más directa en Potosí donde los dirigentes cívicos han realizado gestiones demandando transparencia en los acuerdos sobre el litio. Hubo varias movilizaciones, exigiendo la ley del litio y otros temas pendientes, y hasta los campesinos hicieron una toma simbólica de instalaciones de una de las plantas, aclarando que apoyan al gobierno, pero requieren atención a sus demandas.

El pueblo potosino tiene una tesis muy clara sobre la defensa de sus recursos naturales, basada en la experiencia de la explotación de su riqueza minera desde la colonia, la República y el Estado Plurinacional, sin que se hayan realizado proyectos destinados a que la región salga de la situación difícil que confronta. Hoy las instituciones más representativas del pueblo potosino demandan regalías justas por la explotación de sus recursos naturales, entre ellos el litio.

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