La libertad de expresión es la base de todas las demás libertades, sin ella nadie podría reclamar sus derechos. Este principio es cada vez más contundente, tanto por la forma como se logra vencer a los abusos del poder, como por los intentos para coartar las libertades de los pueblos. Los ejemplos son recurrentes en casi todos los países, y Bolivia tiene una amplia experiencia con los intentos por acallar la voz popular. Pese a ello, se ha logrado que el pueblo pueda expresar libremente sus ideas y los políticos seguir sin más limitaciones que su capacidad de hacer proselitismo. Hoy, en el proceso electoral se puede ver claramente como los políticos buscan llegar a los ciudadanos para pedir su voto y hasta su opinión. Usan y abusan de los medios tradicionales y también buscan medios alternativos.
Las redes sociales, sin duda, logran cada vez mayor poder al expandir los mensajes de una forma cada vez más profusa, pródiga en recursos y hasta excesiva en algunos casos. Los ejemplos son muchos, pero por su oportunidad se puede resaltar la forma cómo se agotó la paciencia del pueblo de Puerto Rico, al conocerse por las redes sociales los indiscretos comentarios del Gobernador Ricardo Rosselló. La reacción del pueblo alcanzó inéditas movilizaciones y pronunciamientos que obligaron a renunciar al gobernador a su candidatura. Se produjo un verdadero terremoto político al revelarse un chat del Gobernador con otras autoridades con comentarios sexistas y homofóbicos, y con referencias a tejemanejes de corrupción. La indignación rebasó toda tolerancia.
Naturalmente que hubo en otras partes del planeta escándalos iguales o mayores y sus protagonistas ni se pusieron colorados, pero el hecho es que la comunidad asume posiciones que ni la propaganda más hábil puede cambiar. Ya hace algún tiempo, el Observatorio Iberoamericano de Protección de Datos (OIPD), analizó la libertad de expresión en las redes sociales, y reconoció que en la sociedad de la información las redes sociales se han posicionado como el espacio principal para comunicar ideas y ser el espacio de referencia para que sus usuarios ejerzan su derecho a la libertad de expresión, que encauzada en forma adecuada representa una oportunidad para empoderar a la sociedad civil. Adicionalmente se concibe a las redes sociales como un medio de integración, en los que cada usuario tiene la posibilidad de identificar, agregar o suprimir los datos de otras personas, conocidas o no, dentro de su colección particular de referencias (contactos).
Se considera que el ejercicio de la libertad de expresión en redes sociales también debe garantizar la posibilidad de que el individuo exprese sus ideas de manera libre y que el resto de la comunidad con quien convive en el espacio virtual, tenga la oportunidad de conocerlas y evaluarlas sin afectar los derechos de terceras personas. Reconoce que también conllevan el beneficio o riesgo de que estas se propaguen exponencialmente, las más de las veces sin control de quien la emite.
Al respecto, Horacio Gutiérrez, comunicador y escritor aporta que es evidente que al sentirse protegidas por el anonimato las personas se sienten más seguras de expresar sus pensamientos, ideas y posiciones ideológicas. Resalta en este orden la cara negativa está representada por insultos o levantamiento de falsedades en contra de terceros que pueden repercutir en su honorabilidad y reputación. En este escenario se hace necesario plantear limitaciones y excepciones a la libertad de expresión en las redes sociales y sugiere regulaciones que deberán satisfacer las siguientes condiciones:
Acceso a Internet para todos; Libertad de expresión; Acceso al conocimiento; Intercambio de aprendizaje; Privacidad, seguridad y vigilancia de contenidos; Gobernanza de Internet y Conciencia, protección de los derechos de libertad de expresión. Entre otras medidas, sugiere establecer programas de uso responsable de las redes sociales que promuevan el respeto los derechos humanos; que establezcan responsabilidades, fomenten el uso informado y la prevención de la discriminación y acoso mediante mecanismos que, deseablemente estén dirigidos por la comunidad. Establecer y apoyar programas de capacitación básica de uso consciente de redes sociales y cerciorarse de que los derechos humanos sean promovidos y protegidos.