El presidente Luis Arce abogó este martes por el fin del bloqueo económico a Cuba y que cese el «atropello» a Palestina durante su participación en la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que también defendió el «multilateralismo y la construcción de un «nuevo orden mundial».
Arce ratificó que la humanidad asiste a la «construcción de un nuevo orden mundial, situación en la que la Asamblea de las Naciones Unidas» debe jugar un rol principal, y para ello planteó siete ideas en pos de lograr un mundo «mejor».
Una de estas ideas es «desterrar el sistema internacional de implementación de sanciones y medidas coercitivas unilaterales» que se aplican a «pueblos hermanos, atentando contra su desarrollo y los derechos humanos más elementales», indicó.
«Estas medidas son una muestra de un sistema disfuncional y alejado del derecho internacional y el multilateralismo» y un «claro ejemplo de esto es «el ilegal, inhumano y criminal bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba», manifestó.
«Hacemos un llamado a que se cumplan las múltiples resoluciones aprobadas por esta Asamblea General y a construir un mundo más justo y solidario en el que todos los países puedan prosperar sin importar sus diferencias políticas», sostuvo el gobernante.
También rechazó la inclusión de Cuba «como un promotor del terrorismo dentro de las listas unilaterales de Estados Unidos», argumento usado, a su juicio, «para imponer mayores medidas restrictivas en contra del pueblo cubano».
Otro planteamiento del Gobierno es detener «cuanto antes el atropello al pueblo palestino» frente a la «ocupación» por parte de Israel.
Arce reiteró su respaldo a las iniciativas y resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en pos de una «solución donde el pueblo palestino ejerza su derecho a la autodeterminación y construya su propio Estado libre, independiente y soberano, con las fronteras previas a 1967 y con Jerusalén oriental como su capital».
También insistió en la necesidad de declarar al mundo un «territorio de paz», poner fin a la «carrera armamentista» y enfocar el gasto militar en la «vida» y el «desarrollo de los pueblos» y no en la «destrucción y la muerte» para que sea posible alcanzar la Agenda 2030.
Además vio necesario «quebrantar cuanto antes el orden internacional injusto» y empezar a debatir en la ONU un «nuevo pacto para el futuro», además de «cambiar el sistema capitalista» que «multiplica y reproduce las formas de dominación, explotación y exclusión de las grandes mayorías».
Dentro de lo que consideró una «irreversible marcha» hacia un mundo «multipolar», defendió el surgimiento de bloques como el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que permite a los países acceder a mercados internacionales «sin comprometer su soberanía».
En cuanto a la crisis climática, el gobernante remarcó la necesidad de que las naciones desarrolladas asuman sus responsabilidades y también instó a la Asamblea a prestar atención sobre todo a la problemática de la escasez de agua «que empieza a pasar factura a los países más pobres».
El mandatario consideró que la «crisis actual demanda una ONU fuerte, consecuente con los principios que la crearon, comprometida con la paz, que mantenga su carácter intergubernamental, pero sin subordinación a ningún poder hegemónico, sea económico, político o militar».