Los gobiernos de Bolivia y Argentina firmaron una nueva adenda al contrato de compra venta de gas natural que flexibiliza la comercialización e incluye la posibilidad de vender directamente al sector privado. En los hechos se consolida la disminución de los envíos a ese país, fijándose un precio de $us 6,24 por BTU, que es la medida calorífica de referencia. El documento establece el envío de 10 millones de metros cúbicos día en verano a Argentina. Si la nominación pasa la base, Bolivia cobrará un 15 % adicional. En el período de invierno Bolivia enviará entre 16 y 18 millones de metros cúbicos, por un precio promedio de $us 10 el BTU.
El ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, calificó al nuevo acuerdo como «histórico» y muy práctico, porque en criterio del funcionario «fortalece nuestra relación energética de más de 50 años». Recordemos que el contrato original contemplaba un volumen mínimo de 20,9 MMm3d y un máximo de 24,6 millones para invierno. Inclusive, con el nuevo gasoducto en construcción, (hoy interrumpido) se pretendía llegar a los 30 millones de m3 por día.
Desde hace mucho tiempo que los expertos en energía e hidrocarburos alertaron al país que se estaban bajando la producción de gas natural debido al agotamiento de los campos tradicionales y que era deficiente la búsqueda de nuevos yacimientos. El gobierno negó esta situación, y contrariamente, anunció el descubrimiento de nuevos campos y la existencia de cuantiosas reservas. El ministro Luis Sánchez, afirmó, a principios del 2019, que este año Bolivia ingresará a una «época de platino» en el campo de los hidrocarburos, con la generación de mayores recursos para el país, gracias a las nuevas inversiones y la industrialización. Se habla de una mayor producción con el descubrimiento de nuevos campos petrolíferos y de gas natural, mientras en el mundo existe preocupación por los precios, y los analistas perciben que continuará la mayor producción de crudo y una demanda que no crecerá mucho, situación que repercute negativamente en las cotizaciones.
Según el ministro de Hidrocarburos, «a partir del 2019 será la época de zafiro o de platino, porque será mejor», indicó y recordó que la renta petrolera entre 1985 y 2005 fue de 3.200 millones de dólares, pero en los últimos 13 años, con la gestión del presidente Evo Morales, subió a 38.000 millones de dólares y anunció que «se avecinan tiempos mejores» por la inversión prevista en hidrocarburos para los próximos años.
Pese a ello, surgen informes sobre el paulatino agotamiento de los más grandes campos de hidrocarburos nacionales, y que los nuevos pozos habilitados corresponden a los mismos campos, situación que pone en riesgo la seguridad energética del país. Por lo menos ese es el criterio de especialistas en la materia. A ello se suma la conclusión del contrato de venta de gas a Brasil, que no renovará las compras dejando que las empresas privadas adquieran lo necesario y en el marco de negociaciones contractuales con YPFB.
En una evaluación efectuada al finalizar el año pasado el ministro Luis Alberto Sánchez dijo que el país cerraba el año «con las reservas probadas de gas natural más altas de la historia de Bolivia, de 10.7 TCF». Anunció también que las actividades exploratorias seguirán siendo prioridad para el Gobierno gracias al descubrimiento de 17 campos petroleros y seis reservorios que permiten ampliar los almacenamientos de gas legitimados.
La ciudadanía tiene derecho a conocer la verdadera realidad, pero fundamentalmente, es obligación del gobierno asumir la actual situación como es, de manera que no se presupuesten gastos más allá de la capacidad del país, y se adopten decisiones en función de los ingresos efectivos de los principales rubros generadores de divisas.