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viernes, abril 26, 2024
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Riesgos para la democracia, advierten analistas politólogos

Los analistas politólogos Dres. Ronald Torres Armas, Wenceslao Jauregui, Javier Albarracín, en declaraciones a este medio de comunicación, advierten a los ciudadanos bolivianos:

«La situación política y social del país es muy frágil, y está amenazada por un descalabro económico heredado del anterior gobierno y agravado por la secuela de la pandemia de coronavirus, circunstancia que hace percibir unas perspectivas nada alentadoras.

Un articulista internacional habla de que «hay una tragedia política que se está gestando en América Latina sin atraer mucha atención internacional, pero que debería hacer sonar las alarmas en el mundo democrático».

Se refiere a Bolivia y de los trances que se ciernen debido a los desencuentros de la clase política nacional, que no logran valorar los riesgos de un retorno del masismo al poder.

El periodista Andrés Oppenheimer, considera que «si el partido de Morales gana las elecciones lo más probable es que no sea gracias al apoyo de la mayoría de los bolivianos, sino al hecho de que la oposición al MAS está dividida entre media docena de candidatos. El egoísmo y la falta de grandeza de estos candidatos están dividiendo el voto anti populista».

El MAS ataca impunemente a la democracia y al pueblo

Esta observación no está alejada de la realidad si se toma en cuenta que lejos de enfrentar el verdadero problema que es el radicalismo del MAS, el gobierno y los partidos políticos se han dedicado a atacarse mutuamente, a descalificarse y debilitar sus posibilidades, mientras el MAS, impunemente, ataca a la democracia y al pueblo desde el parlamento. Se está desperdiciando una oportunidad única para recuperar la línea de reconstrucción de las bases democráticas destruidas durante los últimos 14 años, en los que el régimen de Evo Morales logró permanecer en el poder mediante el fraude, el abuso de poder, el incumplimiento de la Constitución Política, transgresiones al ordenamiento legal, y la represión a toda disidencia. Pero pese al autoritarismo, la ciudadanía mostró su desacuerdo con ese régimen en las elecciones y referendos que consultaron la posición ciudadana, y en los últimos años se demostró que el MAS había pedido fuerza y solamente se mantenía por la prebenda. Las movilizaciones que convocaba hubiesen quedado vacías sin la obligación de asistir a los empleados públicos, campesinos y cocaleros.

Es conveniente recordar algunos datos centrales de las elecciones pasadas y de diferentes encuestas que se han realizado durante el proceso electoral de 2019 y lo que está pasando en el proceso actual. El panorama que muestran esos hechos se caracteriza por una tendencia inocultable de un cambio en la preferencia electoral, que tiene origen en los abusos del gobierno del MAS, y varios otros factores de la nueva realidad, como son el curso de la pandemia, la crisis económica, y las reacciones imprevisibles de los grupos arbitrarios propensos a la violencia.

Ningún candidato logrará dos tercios

Evidentemente, ya no existe la mayoría que el MAS tenía en los primeros años de su gobierno, la corrupción, los abusos y la ilegalidad le pasaron una fuerte factura a esa corriente política. Pero ha habido un cambio y la muestra elocuente son las sucesivas derrotas masistas en el referendo de 2016, la condena mayoritaria en las elecciones judiciales, el ausentismo en las elecciones primarias para confirmar ilegalmente a Evo Morales como candidato. Esas han sido señales inequívocas del cansancio del pueblo y de un cambio en la percepción política y de gestión.

Las encuestas posteriores a 2016, han sido lapidarias para las pretensiones del MAS, porque mostraban tendencias que estaba lejos de ganar en primera vuelta. Las mismas tendencias señalaban que en una segunda vuelta el MAS perdería. Esta realidad obligó a ese partido a montar el fraude en las elecciones del 20 de octubre del año pasado, que fue denunciado por el pueblo boliviano y confirmado por una auditoría efectuada por la OEA. Las últimas encuestas muestran una caída más acentuada del «masismo», mientras se fortalecen las otras tendencias, presentando un cuadro más claro al del año pasado, pero en ningún caso, los candidatos, lograrán dos tercios para el parlamento.

Polarización peligrosa

Las encuestas demuestran también una polarización que obliga a las candidaturas con mayor preferencia electoral, a buscar atraer al enorme porcentaje de indecisos, (30%), que puede ser decisivo para lograr un mejor posicionamiento en la primera vuelta que permita contar con más escaños en la Asamblea Legislativa, y mejor situación y sustento para negociar el apoyo para la segunda vuelta.

Oppenheimer, en su análisis, teme que los indecisos se vayan con la fuerza mejor organizada, pero los resultados de las últimas elecciones y consultas, muestran que la mayor parte de los indecisos se inclinaron por ir en contra, del oficialismo de ese momento, del MAS. En la coyuntura actual, la acumulación de una serie de acontecimientos políticos y hechos dramáticos que vivió y vive el país, influye en el ánimo de la gente, tanto por los riesgos que se presentan para la vida, la salud, la economía y la tranquilidad, como por la preservación de la democracia.

«Esperemos que en esa línea de razonamiento prevalezca el sentido común y el estímulo de supervivencia».

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