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miércoles, mayo 1, 2024
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Venezuela, otro fracaso de Maduro

Dr. DAEN. Ronald W. Torres Armas

Fracasó el intento del diálogo en Noruega en el que Nicolás Maduro quiso, una vez más, «manipular» a la oposición.

Si Maduro procuró un diálogo es porque está próximo a colapsar. El embargo económico financiero de EE.UU. está profundizándose, Maduro carece de dinero para pagar los salarios y la indisposición interna se agrava día a día. Incluso, no se ha descartado la intervención para mantener viva la presión psicológica.

Cuáles pueden ser hoy las salidas a la crisis: si la idea del diálogo debilitó a la oposición y va desactivando las protestas populares, porque un prolongado statu quo no conduce a nada.

Maduro podría, por ejemplo, unilateralmente y antes de comenzar cualquier negociación, anunciar que adelanta la fecha de las elecciones presidenciales. Esto podría incluir una salida «digna» para él.

Sería factible también la convocatoria a un Gobierno interino que incorporara figuras de la oposición socialdemócrata. El propio Ministro de Defensa dijo que «no está dispuesto a un cuartelazo, o una sublevación, pero no se opondría a una salida institucional».

Dentro las FFAA, Maduro es cada vez más frágil. Las grietas ya no se pueden escrutar, es imposible prever su comportamiento futuro. Paradójicamente, los militares son al mismo tiempo la enfermedad y el remedio, piensan que la revolución bolivariana es «militar» y que darle la espalda a Maduro implica perder las cuotas de poder político y económico que han acumulado en los últimos 20 años.

No obstante, en lo inmediato, el Gobierno de Guaidó solo puede hacerse efectivo por medio de tres vías: un levantamiento militar, una insurrección civil generalizada o una intervención extranjera solicitada por la Asamblea Nacional.

Así planteado el conflicto, deciden las armas. Y las armas deciden, por hoy, a favor de Maduro, excepto por una cruenta intervención militar de EEUU con la anuencia y participación de los países americanos, para que no se vea como una intervención más de EEUU en América Latina, aunque la globalización hace imposible ya el Principio de no Intervención, sobre todo si afecta directamente a los intereses geopolíticos de los Estados involucrados.

EEUU podría también activar el Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR). Este tratado contempla acciones militares, pero, en su artículo 8º, también prevé la interrupción de relaciones económicas y de todo tipo de comunicación con el país bajo sanción. Si los Estados que reconocen a Guaidó, entre los cuales están los vecinos Brasil y Colombia, tendieran ese cerco, la dictadura venezolana entraría, esta vez sí, en una fase terminal.

Incluso, esta injerencia, legítima y debida, puede ampararse bajo la doctrina de la Responsabilidad de la ONU, de proteger los DDHH y librar a la población civil de un Gobierno manifiestamente injusto, tiránico y corrupto.

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